Puigdemont ha dedicado un segmento amplio de su alocución para discutir la “gran complejidad” de alcanzar consensos y de dirigir “un diálogo que ha sido ignorado o visto como superfluo durante seis años”. Sin embargo, no descarta la posibilidad de un convenio: “Estaremos listos para iniciar las conversaciones para un pacto trascendental si se establecen las circunstancias apropiadas”, ha declarado Puigdemont antes de detallar dichas circunstancias:
- El reconocimiento y respeto a la legitimidad democrática del independentismo.
- El abandono completo de la vía judicial contra el independentismo y los independentistas a través de una ley de amnistía.
- La creación de un mecanismo de verificación de complimiento de los acuerdos y que esté en funcionamiento desde el comienzo de las negociaciones.
- Fijar como límites los tratados internacionales que hacen referencia a los Derechos Humanos.
Después de esa lista, ha querido enfatizar que “ninguno de estos puntos es contrario a la Constitución”. Aparte de las demandas, también ha señalado que “la amnistía no solucionará el asunto subyacente: solo un referéndum consensuado podría reemplazar el mandato político del 1-O”. Sostiene que sí hay “instrumentos completamente constitucionales” para “permitir que los catalanes voten”, pero que lo que falta, en su opinión, es “intención política para aceptarlo”.
El exlíder catalán opina que “si existe la disposición para alcanzar ese pacto, esas condiciones tendrían que establecerse aunque sea por la necesidad más que por la creencia”. Además, considera que uno de los primeros pasos a seguir es “reconocer los factores del conflicto, porque negar la existencia de estos elementos no facilitaría la resolución del mismo”. Por un lado, sostiene que “el fallo del Tribunal Constitucional contra el estatuto es incompatible con el acuerdo constitucional de 1978: ‘Sin esa resolución judicial, no se puede comprender nada de lo que ha sucedido en Cataluña'”.
Por otro lado, ha censurado la “penalización del 1-O, un referéndum que representa la respuesta legítima del pueblo catalán a todos los rechazos para dirimir el conflicto”. En tercer lugar, condena “la violación sistemática y recurrente de los acuerdos previos”. Y, finalmente, estima que “el aspecto más significativo que explica el conflicto es que Cataluña es una antigua nación europea” que ve “en su autonomía política la única vía para su preservación como nación, ya que todas las pruebas acumuladas durante décadas indican que no existe una alternativa viable”. No obstante, a pesar de haber sido tan claro, no se muestra excesivamente optimista respecto a que se alcance: “Nada sugiere que la necesidad de respaldo parlamentario sea suficiente para que las naciones antiguas sean reconocidas”.
Tu opinión
Existen unas normas para comentar que si no se cumplen conllevan la expulsión inmediata y permanente de la web.
EM no se responsabiliza de las opiniones de sus usuarios.
¿Quieres apoyarnos? Hazte Patrón y consigue acceso exclusivo a los paneles.