Tal día como hoy hace 35 años llegaba a los hogares españoles una de las primeras formas de obtener datos rápidamente: el teletexto. Aunque ahora pueda parecer obsoleto, este sistema revolucionario en su época tuvo un impacto significativo en la forma en que la gente consumía noticias, deportes, entretenimiento y más, a través de sus televisores.
El teletexto, también conocido como videotexto, es un sistema de transmisión de datos que utiliza la señal de televisión para mostrar información en la pantalla del televisor. Fue desarrollado en la década de 1970 y alcanzó su máximo apogeo en las décadas de 1980 y 1990, antes de ser gradualmente reemplazado por internet y servicios de televisión interactiva.
El funcionamiento del teletexto era relativamente sencillo. A través de la señal de televisión, los canales de televisión transmitían paquetes de datos codificados que contenían páginas de información. Los usuarios podían acceder a estas páginas utilizando los botones del televisor o el mando a distancia, navegando por un sistema de menús y submenús. Cada página tenía un número asociado, por lo que los espectadores podían acceder directamente a la información que deseaban mediante la introducción del número correspondiente.
El teletexto ofrecía una amplia gama de contenidos. Los usuarios podían encontrar noticias actualizadas, informes del tiempo, resultados deportivos, guías de programación de televisión, horarios de transporte público, información financiera y mucho más. Era una fuente rápida y conveniente de obtener datos relevantes sin tener que esperar a los noticieros televisivos o consultar periódicos impresos.
Una de las ventajas del teletexto era su rapidez. Los datos se transmitían junto con la señal de televisión, por lo que la información aparecía casi al instante en la pantalla. Esto permitía a los usuarios obtener información en tiempo real, lo que resultaba especialmente útil en el ámbito deportivo, donde los resultados y las actualizaciones podían consultarse al momento.
Además, el teletexto era un servicio gratuito para los espectadores. No requería una conexión a internet ni ningún tipo de suscripción adicional. Cualquier persona con un televisor compatible podía acceder a la información de forma gratuita, lo que democratizaba el acceso a la información.
No obstante, el teletexto también tenía algunas limitaciones. La cantidad de información que se podía mostrar en una página era limitada, ya que cada página tenía una capacidad de almacenamiento reducida. Esto significaba que los textos eran concisos y no se podían incluir imágenes, vídeos u otros elementos multimedia.
Además, la navegación por el teletexto podía resultar algo lenta y tediosa. Los usuarios tenían que desplazarse por los diferentes menús y submenús utilizando los botones del televisor o el mando a distancia, lo que a veces requería cierta paciencia y habilidad para encontrar la información deseada.
Con el avance de la tecnología y la popularización de internet, el teletexto fue perdiendo relevancia. A medida que la conectividad y la velocidad de internet mejoraban, surgieron nuevas formas de obtener información de manera más rápida y completa. Los sitios web, los portales de noticias en línea y las redes sociales se convirtieron en los principales canales para acceder a noticias actualizadas y contenido multimedia.
Aunque el teletexto ha quedado en gran medida en el pasado, su legado perdura. Fue uno de los primeros intentos de llevar la información directamente a los hogares a través de la televisión, sentando las bases para futuras innovaciones en la transmisión de datos y el acceso a la información.
Además, en algunos países, el teletexto todavía se utiliza de forma limitada. Algunos canales de televisión continúan ofreciendo servicios de teletexto para aquellos que prefieren acceder a la información de esta manera o para aquellos que no tienen acceso a internet.
El teletexto también ha dejado una huella en la cultura popular. En su época de auge, muchos programas de televisión y anuncios publicitarios incluían códigos numéricos que los espectadores podían utilizar para acceder a contenido adicional o participar en concursos y sorteos. Esto generaba una interacción entre el público y la televisión, algo que posteriormente se ha replicado en plataformas interactivas en línea.
A pesar de su obsolescencia, el teletexto sigue siendo recordado con nostalgia por aquellos que vivieron su apogeo. Fue una herramienta revolucionaria en su momento y sentó las bases para la forma en que accedemos y consumimos información en la actualidad.
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