El 26 de abril de 1986, una explosión en el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil, en la entonces Unión Soviética, dio lugar al peor desastre nuclear de la historia. La explosión y el incendio que se produjeron liberaron grandes cantidades de material radiactivo a la atmósfera, afectando a la salud de las personas y al medio ambiente.
La explosión
La explosión del reactor número 4 de Chernóbil ocurrió durante una prueba de seguridad. Los técnicos de la central intentaban simular un fallo de suministro eléctrico para ver cómo se comportaba el reactor. Sin embargo, se produjo una sobrecarga en el núcleo del reactor, que dio lugar a una explosión y a un incendio que duró varios días. La explosión liberó grandes cantidades de material radiactivo a la atmósfera, que se extendió rápidamente por toda Europa.
Los bomberos que acudieron a apagar el fuego, no tenían conciencia del peligro al que se exponían y muchos de ellos sufrieron graves quemaduras y enfermedades relacionadas con la radiación.
El personal de la central nuclear y las autoridades soviéticas, tardaron varias horas en reconocer la gravedad del accidente. A pesar de que se habían producido alertas y se habían detectado niveles elevados de radiación en la zona, las autoridades intentaron minimizar la gravedad de la situación y evitar que se extendiera el pánico. Fue necesario que un avión de reconocimiento sueco detectara la nube radiactiva y alertara a las autoridades europeas, para que se tomaran medidas de emergencia y se evacuara a las personas de las zonas más afectadas.
La explosión del reactor de Chernóbil fue un acontecimiento que mostró las debilidades del sistema soviético y su falta de transparencia. La falta de información y la tardanza en reconocer la gravedad del accidente, agravaron las consecuencias y pusieron en peligro la salud de muchas personas.
Las consecuencias
El desastre de Chernóbil tuvo graves consecuencias para la salud de las personas y para el medio ambiente. Se estima que murieron unas 4.000 personas a causa del accidente, aunque las cifras son difíciles de precisar. Además, muchas personas resultaron heridas y enfermaron a causa de la radiación. Las consecuencias del desastre también afectaron a la fauna y a la flora de la zona, que sufrieron mutaciones genéticas y daños irreparables en su hábitat natural.
El impacto en Europa
La nube radiactiva que se produjo tras la explosión del reactor de Chernóbil se extendió rápidamente por toda Europa. Los países más afectados fueron Ucrania, Bielorrusia y Rusia, pero también se detectaron niveles elevados de radiación en otros países, como Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Austria, Alemania e incluso en el Reino Unido.
A pesar de que los niveles de radiación detectados en Europa no fueron lo suficientemente altos como para causar daños graves a la salud de las personas, sí hubo consecuencias a largo plazo en el medio ambiente y en la economía de los países afectados. Muchas zonas rurales quedaron abandonadas y la agricultura y la ganadería se vieron seriamente afectadas. Además, el turismo en la zona también se vio afectado, ya que muchos viajeros evitaban visitar los países afectados por temor a la radiación.
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