La República Checa se dirige a las urnas este viernes y sábado con el populista Andrej Babis como favorito para volver al poder. Su posible regreso genera inquietud entre los liberales, que alertan de un posible acercamiento a Rusia y a líderes como Viktor Orbán y Robert Fico.
Las últimas encuestas sitúan a su partido, la Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO), con un 31,9% de los votos, más de 11 puntos por delante de la coalición centroderechista SPOLU (Juntos), que rondaría el 20,6%. Detrás quedarían el ultraderechista SPD (13%), el centrista STAN, el Partido Pirata Checo (8,6%), la coalición euroescéptica de izquierdas Stacilo! y la formación radical AUTO.
El regreso de Babis al poder podría situar al país cerca del bloque crítico con la Unión Europea, en un momento marcado por la invasión rusa de Ucrania. La Inteligencia checa ha advertido de intentos de injerencia rusa mediante desinformación y espionaje, aunque Moscú niega las acusaciones. A pesar de que Babis ha sido considerado prorruso, se ha mostrado partidario de mantener sanciones europeas contra medios como Sputnik y Russia Today.
El presidente checo, Petr Pavel, desempeñará un papel clave, pues podría obstaculizar la jura de Babis en caso de victoria debido a sus procesos judiciales por corrupción y conflicto de intereses. El ex primer ministro está acusado de irregularidades en el conglomerado Agrofert y de desvío de fondos europeos para pequeñas empresas.
Pavel ha instado a los ciudadanos a acudir a las urnas y ha subrayado que “la República Checa debe preservar su soberanía y blindarse ante la influencia rusa”. En un mensaje a la nación, llamó a garantizar “un gobierno estable y competente” en un momento de gran incertidumbre geopolítica.
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