El Rey Felipe VI ha aprovechado el acto con motivo del 30 aniversario de su licenciatura de Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) para reiterar su “lealtad y fidelidad a la Constitución” y para poner en valor la labor de las universidades y la importancia de una sociedad “culta, instruida y formada”.
Don Felipe ha reconocido que su paso por la Facultad de Derecho de la UAM entre 1988 y 1993 –situada en otro edificio en la época– supuso para todos, también para él, un “punto de inflexión”, aunque en su caso “tuviera un futuro digamos más ‘previsible’ dentro de que en la vida no todo o poco puede estarlo”.
De aquella “época valiosísima”, ha dicho, guarda “una colección de recuerdos” tanto de sus compañeros como de los “formidables maestros y juristas” que le impartieron clase, entre los que ha citado a Aurelio Menéndez, su tutor durante la carrera, o a Francisco Tomás y Valiente, que da nombre al aula magna donde ha tenido lugar el acto y “cuyo asesinato por ETA nos conmocionó a todos”.
Todos ellos “nos enseñaron Derecho, pero sobre todo nos formaron en los principios y valores que deben inspirar el derecho y la concreta aplicación de la norma”. “Principios como la justicia, la igualdad, la equidad, la proporcionalidad, la seguridad jurídica son los que contribuyen de forma efectiva a hacer una sociedad más inclusiva, solidaria, igualitaria y justa”, ha subrayado.
“Nos instruyeron en la idea de que el valor del derecho en la sociedad está orientado al fomento de la justicia, el bien común, la convivencia y la seguridad y que el fin ideal del derecho es la justicia”, ha puntualizado el monarca.
La perspectiva de los 30 años transcurridos, ha dicho Felipe VI, “me permite reiterar mi lealtad y fidelidad a la Constitución y a los valores en los que descansa nuestra convivencia democrática, también mi firme creencia en la importancia del papel de la universidad para el progreso y el desarrollo económico y social de España”.
IMPORTANCIA DE UNA “UNIVERSIDAD ROBUSTA”
En este sentido, ha hecho especial hincapié en el rol de la universidad. “Crear y transmitir conocimientos es una actividad profesional noble y excelente”, ha destacado, incidiendo en que “es inconcebible una sociedad no solo culta, instruida, formada, sino también libre sin una universidad robusta, con capacidad crítica y comprometida con su función social”.
“Las universidades en España tienen una exigencia de responsabilidad social, ética y profesional elevada, y todos los que les dan vida deben responder a ella como se ha hecho hasta ahora, con un esfuerzo individual y colectivo coherente con el de la institución a la que pertenecen y a la que sirven, a la altura de la función social y servicio público que ejercen”, ha recalcado el Rey.
En una clave más personal, ha reconocido su “alegría” por el reencuentro, aunque con algunos de sus compañeros ya tuvo ocasión de cenar anoche, como vienen haciendo con cierta periodicidad desde que terminaron la carrera.
El reencuentro permite “recordar lo que vivimos en unos años que fueron muy intensos y cuyo balance es extraordinariamente positivo, para poner en valor lo aprendido de nuestros profesores, maestros, también entre compañeros, y finalmente para reafirmar el legado de quienes lamentablemente ya no están con nosotros”, ha aseverado.
Don Felipe se ha mostrado especialmente agradecido hacia sus compañeros que como él comenzaron la carrera “algo perdidos” por su comprensión ante el hecho de tener que estudiar en “unas circunstancias poco comunes” y que obligaron a introducir algunas modificaciones y la “naturalidad” con la que se lo tomaron.
Asimismo, ha ironizado asegurando que había sido él el que había escrito su discurso y no la “inteligencia artificial”, aunque ha reconocido que sí ha experimentado ya con ella y se ha mostrado convencido de que es algo que hay que “analizar, estudiar y poner en sus justos términos” y que será objeto de muchos trabajos de cara al futuro.
GRITOS DE “VIVA EL REY”
El regreso del monarca a su facultad ha generado mucha expectación entre los estudiantes que actualmente cursan Derecho en la misma. Varios cientos de ellos se han congregado en el hall de entrada para recibir en medio de aplausos y gritos de “Viva el Rey” y “viva España” a Don Felipe.
Solo se ha escuchado un tímido “viva la República” entre los presentes, algunos de los cuales han esperado durante más de dos horas para ser testigos del momento en primera línea y poder inmortalizarlo con sus teléfonos móviles.
Don Felipe ha estado arropado por buena parte de sus compañeros de promoción así como por algunos de los profesores que le dieron clase. En nombre del “grupo de Felipe”, como se les conocía, ha intervenido Alberto Pamos, primer delegado de la clase y que ha repasado esos años compartidos, incluido el “equipo de baloncesto” que se creó –“teníamos un buen pivot” o las “fiestas de los jueves” pero también la formación recibida.
ERA UNO MÁS
Quienes compartieron las aulas con él insisten en que era “uno más” a pesar de las circunstancias, aunque todos ellos fueron avisados de antemano antes de iniciar el curso de que el entonces Príncipe de Asturias estudiaría con ellos.
Merche Pérez es la que se encarga, junto con otro compañero, de las reuniones que hacen desde que salieron de la facultad, en las que el Rey se interesa siempre por su situación tanto laboral como personal. “No está en el grupo de Whatasapp pero se entera de todo”, asegura.
Al principio “a todos nos imponía un poquito” su presencia, admite Virginia Maté, otra compañera de promoción, que coincide en que pronto se convirtió en “uno más”. “Era un alumno extraordinario y no se perdía ninguna clase”, recuerda Francisco Echeverría, subrayando que tenía que compaginar los estudios con sus obligaciones como heredero.
Raúl Cancio, como letrado del Tribunal Supremo en la actualidad, coincide más con Don Felipe. De aquella época recuerda como anécdota el hecho de que cuando iban a la cafetería de la facultad y tenían que pagar “en las monedas y en los billetes aparecía su familia”. “Ahora uno se siente orgulloso de haber formado parte de una generación así pero en el momento, con 18 años, no pensaban en eso”, añade.
El ministro de Universidades, Joan Subirats, ha protagonizado la anécdota de la jornada con su lapsus al iniciar su intervención diciendo que estaba contento de estar en la “Universidad Autónoma de Barcelona”, provocando risas y un aplauso tras su rectificación. “Tras 40 años allí cuando empiezo a decir universidad autónoma me sale de Barcelona”, se ha justificado sonriente.
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