El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció esta mañana ante el pleno del Congreso para anunciar un Plan estatal de lucha contra la corrupción, diseñado en colaboración con la OCDE. La iniciativa, compuesta por 15 medidas articuladas en cinco ejes, responde a los recientes escándalos vinculados al PSOE, entre ellos los casos de Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García
Eje 1: Agencia independiente de integridad
Se creará una agencia pública de integridad, autónoma y con competencias en prevención, supervisión e investigación de prácticas corruptas. Sánchez atribuyó su creación a la excesiva fragmentación de organismos existentes.
Eje 2: Protección de denunciantes
El plan fortalece las garantías legales para los informantes de casos de corrupción, asegurando confidencialidad y apoyo jurídico, en línea con la directiva europea de “whistleblowing”
Eje 3: Refuerzo judicial e institucional
Prevé la creación de tribunales especializados, la agilidad en los procesos judiciales y la mejora de recursos destinados a perseguir delitos de corrupción en la Administración.
Eje 4: Recuperación de bienes
Incluye mecanismos para embargar y recuperar activos ilícitos, así como mayor control sobre empresas contratistas implicadas.
Eje 5: Cambio cultural
Implica campañas de sensibilización pública y estudios demoscópicos, orientados a consolidar una cultura de integridad tanto en instituciones como en la sociedad.
Medidas complementarias
Además de los cinco ejes, el plan incorpora medidas adicionales tales como:
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Auditorías externas obligatorias a partidos.
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Endurecimiento del Código Penal con penas más severas.
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Imposición de multas a empresas corruptoras.
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Creación de listas negras y exclusión del acceso a subvenciones a partidos con condenados
En su comparecencia en el Congreso para dar explicaciones después de la entrada en prisión preventiva de su exnúmero tres en el PSOE, Santos Cerdán, por un presunto caso de cobro de mordidas, Sánchez ha adelantado que pretende crear una agencia anticorrupción independiente y también una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (Lecrim) para proteger aún más a los informantes que denuncien delitos de corrupción.
El jefe del Ejecutivo ha señalado que este paquete de medidas se ha elaborado en el último mes, con la ayuda del socio de coalición Sumar y de los técnicos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En la misma línea, ha anunciado la creación de nuevas secciones de delitos contra la administración pública con “jueces especializados” y además creará procedimientos sumarios para causas que involucren a cargos públicos para evitar dilaciones que “merman la confianza” de los ciudadanos.
La “Agencia de Integridad Pública Independiente” asumirá funciones de prevención, supervisión y persecución de prácticas corruptas que hasta ahora llevaban a cabo varios organismos distintos que, a juicio de Sánchez, ha provocado “ineficiencias y vacíos de coordinación”.
Además, quiere endurecer los controles extendiendo a toda la administración pública la metodología aplicada para la concesión de fondos europeos de recuperación y van a crear “mapas de riesgo” para detectar vulnerabilidades en procesos “críticos” de contratación, subvenciones y en la propia gestión presupuestaria.
Para este fin, el plan prevé introducir aplicaciones de inteligencia artificial en la plataforma de contratación del sector público para detectar de forma automática patrones anómalos o “indicios de fraude”.
En la misma línea, pretende exigir a las empresas sistemas de ‘compliance’ o cumplimiento normativo que quieran contratar con el sector público, así como “pactos de integridad” para determinados contratos públicos. Este sistema, según ha indicado Sánchez, ya se utiliza en otros países y sirve para monitorizar los procesos de contratación de forma independiente y reduce el riesgo de mala praxis.
El plan anunciado por Sánchez también contempla controles patrimoniales aleatorios anuales para altos cargos, para vigilar que no hayan obtenido un beneficio indebido mientras están en el cargo.
Para reforzar el control de los partidos políticos y fundaciones, reducirán el plazo de publicación de sus cuentas a un mes desde la recepción de una donación y se rebajará el importe económico de la subvención o donación que están obligados a publicar: de 25.000 a 2.500 euros.
Por otro lado, respecto a la protección a quienes denuncien casos de corrupción, Sánchez ha recordado que ya está en vigor la ley de protección del informante, aunque considera que ha quedado claro que “no es suficiente” y por tanto pretende llevar a cabo una reforma de la Lecrim para que cualquier persona que acuda a la Fiscalía, la Policía o a un juez a denunciar casos de corrupción tenga “garantías plenas de confidencialidad, de protección y de apoyo legal”.
En la misma línea, quiere exigir a las empresas que tengan canales internos de denuncia y obligará a todas las administraciones a incorporarlos. “Nuestra lucha contra la corrupción no puede basarse en rumores ni tampoco en acusaciones vacuas, pero tampoco puede permitirse que se pierdan en los pasillos”, ha señalado.
En el plano judicial, el plan anunciado por Sánchez contempla agravar “un tercio” las penas de prisión y hasta 15 años de inhabilitación absoluta, y además vincular los beneficios penitenciarios a la completa restitución de las cantidades obtenidas por prácticas corruptas con intereses añadidos. Además, pide recuperar el delito de administración desleal del patrimonio público.
Dará, asimismo, carácter preferente a las causas en las que estén involucrados cargos públicos y se creará un procedimiento “sumario” para los mismos que evite “dilaciones indebidas” y asegura que remitirá a las Cortes el anteproyecto de Ley de Enjuiciamiento Criminal, que incluye una reforma estructural del modelo de instrucción penal, atribuyendo esta competencia al Ministerio Fiscal.
El jefe del Ejecutivo pretende asimismo aumentar las multas a las empresas corruptoras calculándolas sobre sus ingresos anuales y no sobre los beneficios obtenidos y pondrá en marcha un sistema de exclusión y “listas negras” para impedir que empresas condenadas puedan seguir contratando con el sector público.
La idea del Gobierno es hacer lo mismo en las organizaciones políticas, endureciendo sanciones por infracciones contables y retirando subvenciones públicas a quienes mantengan en sus listas, estructuras o direcciones, a condenados por corrupción.
Por otro lado, dice que aumentará los medios y la plantilla de la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos encargada de retornar los bienes robados mediante corrupción y además introducir la figura del “decomiso administrativo o preventivo” que permitirá incautar bienes vinculados a actividades delictivas sin necesidad de condena penal previa “evitando que los responsables oculten o dispongan del dinero robado antes de que llegue la Justicia”.
Finalmente, para implementar una “cultura de la integridad”, va a realizar estudios demoscópicos anuales sobre la percepción de la corrupción y lanzará campaña de concienciación ciudadana para mostrar el impacto de la corrupción y promover las denuncias. Asimismo, va a reforzar la formación de empleados públicos en esta materia con contenidos específicos en el acceso a la función pública.
Sánchez considera que se trata de un plan “ambicioso, realista y honesto” que no busca satisfacer “una demanda coyuntural” sino resolver el problema de fondo siguiendo las recomendaciones de expertos y asegura que va a cumplir “hasta la última coma” del mismo.
Para facilitar esta tarea, ha acordado con la OCDE un sistema de seguimiento y evaluación dentro de uno y dos años que emitirá un dictamen técnico público para conocer el estado de los avances en regeneración y lucha contra la corrupción.
Sánchez ha defendido que la corrupción en España no es endémica ni sistémica y que la mayoría de los funcionarios públicos son honrados y trabajan con integridad, al igual que las empresas, que en su mayoría compiten con arreglo a las normas.
No obstante, ha señalado que la corrupción sigue existiendo —aunque apostilla que es “mucho menor que en el pasado”— y causa un grave daño a las instituciones democráticas y al tejido productivo.
En ese sentido, ha defendido la pertinencia de las iniciativas planteadas este miércoles, que se suman a las ya anunciadas el pasado sábado en el Comité Federal del PSOE, reducidas al ámbito del partido, y a otras 30 medidas que ya ha llevado a cabo desde que está en La Moncloa.
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