El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha arrancado este jueves el debate en el Congreso sobre el ‘caso Pegasus’ acusando a la derecha de “corrupción democrática” y no aceptar el resultado electoral, “descalificando como ilegítimo cualquier Gobierno que no sea el suyo”.
Sánchez se ha subido a la tribuna del Congreso recordando que la próxima semana se cumplirán cuatro años de la moción de censura con la que llegó al Palacio de la Moncloa desbancando al Gobierno de Mariano Rajoy y un repaso de diferentes casos de corrupción que afectaron al Partido Popular, como Gürtel o el caso Kitchen.
“La sociedad veía entre atónita e indignada la escalada de escándalos de corrupción de sus gobernantes, que con una mano recortaban y con otra cobraban sueldos en b”, ha acusado.
Así, ha indicado que antes de llegar al Gobierno, la corrupción era la primera preocupación de los españoles por encima de otras como el paro, la economía o la vivienda mientras que hoy ya no está entre los principales temas que inquietan a los ciudadanos. Sin embargo, ha advertido de que, sí lo está la crispación política y que esta situación suele ocurrir cuando la derecha está en la oposición.
En esta misma línea, Sánchez ha acusado al PP de no aceptar los resultados electorales, descalificar al Gobierno como “ilegítimo” y ha lamentado que durante la legislatura haya sido habitual descalificativos hacia él como “presidente ocupa” y “traidor a la patria”, según ha reprochado.
Además, ha acusado al principal partido de la oposición de tener una visión “patriomonialista” de la democracia, de la Constitución y de las instituciones del Estado. “Creen que solo ellos tienen el derechos a gobernar”, ha apuntado.
Asimismo, ha indicado que si los partidos nacionalistas catalanes y vascos contribuyen a la gobernabilidad de España cuando el PP está en el Gobierno, se convierten en partidos de Estado, pero si esas mismas fuerzas apoyan a su Gobierno, les acusan de “vende patrias”.
Y mientras, ha avisado de que la corrupción “no ha desaparecido” y podría volver porque el PP “sigue mirando para otro lado” cuando aparecen informaciones que afectan a su partido. Además, en referencia velada al anterior presidente del PP, Pablo Casado, ha señalado que cuando aparece un dirigente que denuncia la corrupción, el partido responde “vigorosamente” para desalojarlo.
Frente a ello, ha garantizado que su Gobierno “defiende la Constitución, con los métodos que autoriza la Constitución y sin saltarse la Constitución”.
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