Hoy se ha llevado a cabo una reunión en el eurogrupo en la que los homólogos europeos discutían sobre la idoneidad de que el Banco Central Europeo emitiera títulos de deuda a nivel europeo, los eurobonos que han sido bautizados como ‘coronabonos’.
Los países que capitaneaban la propuesta de creación de los eurobonos eran España, Francia e Italia, a los que se unían algunos altos cargos del Banco Central Europeo.
Por otro lado, varios mandatarios de otros países, como Alemania o Países Bajos se habían manifestado reticentes a apoyar estas medidas, a falta de conocer sus detalles.
Finalmente, el Ministro de Economía alemán, Peter Altmeier, fue la persona que puso voz al rechazo a la emisión de títulos europeos:
«Estamos dispuestos a evitar una nueva crisis de la deuda en Europa en lo que sea posible. Pero recomiendo prudencia cuando aparecen conceptos presuntamente geniales que son el regreso de otras ideas que ya se han desechado en el pasado»

Sus palabras contrastaban con las de Usrula von der Leyen, la Presidenta de la Comisión Europea, que dejaba la puerta abierta a implementarlos, o a las de Luis de Guindos, Vicepresidente del BCE, quien incluso proponía la creación de una Renta Básica de Emergencia en la UE para contrarrestar los efectos adversos del COVID-19 en las personas más vulnerables.
Lo cierto es que Alemania no está sola, otros países como los Países Bajos son muy escépticos con la manga ancha al déficit público o la búsqueda de soluciones comunes a nivel europeo, y apuestan por una solución individualizada desde cada país, sin negarse a algún tipo de estímulo o ayuda europea.
De no autorizarse, países como Italia, España o Grecia podrían sufrir una nueva crisis de deuda como la de 2008 y eso, además del impacto económico y social, también podría suponer el principio del fin de la Unión Europea tal como la conocemos.

En mi opinión, es un error gravísimo. Los corona-bonos (por llamarlos de alguna manera) me parecen una idea muy necesaria en circunstancias extraordinarias como las actuales, al tratarse una brutal crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus; también podría asimilarse a catástrofes naturales o fenómenos equivalentes. En estas circunstancias, que algunos Estados rechacen una mutualización de la deuda (parcial y temporal, no lo olvidemos) es mezquino y rastrero, puesto que se comportan de un modo muy egoísta, ya que en el fondo su europeísmo es muy dudoso y de lo que se trata es de inundar el mercado europeo con sus productos.
Luego que no se extrañen del aumento del euroescepticismo y de la victoria del fascismo en muchos Estados europeos.