El partido Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), encabezado por el exprimer ministro Boyko Borissov, ha salido vencedor de los comicios parlamentarios de este domingo, pero los sondeos a pie de urna no dan por sentado que pueda gobernar debido al éxito electoral de la alianza Seguimos Cambiando, cuyo principal objetivo es combatir la corrupción.
Las de este domingo son las terceras elecciones que celebra Bulgaria en apenas siete meses, después de que las de abril y julio no derivasen en un mínimo acuerdo político de Gobierno. Borissov aspira a engrosar su currículum con una vuelta al poder, pero las primeras proyecciones no se lo garantizan.
La encuesta publicada por la cadena pública BNT concede al GERB un 24,8 por ciento de los sufragios, frente al 24,1 por ciento que habría obtenido Seguimos Cambiando, una alianza conocida por las siglas PP y promovida por los empresarios Kiril Petkov y Asen Vasilev.
Los datos son prácticamente similares a los de otro sondeo publicado por Gallup International, que establece una ventaja de menos de dos puntos –25,8 frente al 23,5 por ciento– para el GERB. Los socialistas aparecen en ambas encuestas con un 14 por ciento, según la agencia de noticias Bloomberg.
Una de las variables a tener en cuenta será la de la participación, ya que a las 16.00 horas apenas el 25,5 por ciento de los electores había depositado su voto, informa la agencia DPA. En principio, y si se confirman los resultados que anticipan las encuestas, la responsabilidad de formar Gobierno recaerá en primer lugar en Borissov. En este caso, el antiguo mandatario se enfrentará previsiblemente a la oposición frontal de toros partidos, que culpan al GERB y a Borissov del lento despegue económico de Bulgaria y del auge de la corrupción o el crimen organizado.
La alianza PP, integrada por miembros del Ejecutivo interino, tiene como potenciales aliados a los socialistas o a Bulgaria Democrática. Sin embargo, estos últimos ya han advertido de que no llegarán a ningún pacto con el Partido Socialista Búlgaro, lo que amenaza con prolongar la crisis política que arrancó ya en el año 2020.
Si hay tres intentos fallidos de formar Gobierno, los búlgaros estarán abocados de nuevo a las urnas en 2022. De la estabilidad política depende también que haya presupuestos para el próximo año y que Bulgaria pueda garantizarse seguir recibiendo los fondos europeos para recuperarse de la pandemia de COVID-19, que vuelve a azotar ahora al país más pobre de la UE
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