Donald Trump y Volodímir Zelenski coinciden en que un acuerdo de paz para Ucrania está “muy cerca”, aunque persisten “uno o dos asuntos espinosos” que podrían complicar el cierre definitivo del conflicto. Tras una reunión de dos horas en la residencia de Trump en Palm Beach, Florida, ambos líderes proyectaron optimismo en una conferencia con mandatarios europeos, pero las concesiones territoriales y las garantías de seguridad siguen como el principal obstáculo.
Encuentro clave en Florida
La cita entre el presidente de Estados Unidos y su homólogo ucraniano se enmarcó en un ambiente de urgencia diplomática, con una videollamada posterior que incluyó a Ursula von der Leyen, Mark Rutte, Emmanuel Macron, Keir Starmer y Friedrich Merz, entre otros líderes europeos. Trump aventuró que el pacto está resuelto “al 95 por ciento”, subrayando que las partes nunca habían estado tan próximas a poner fin a la guerra con Rusia. Zelenski, por su parte, reiteró la disposición de Kiev para la paz, aunque sin ceder en sus “líneas rojas” sobre soberanía e integridad territorial, expuestas previamente como innegociables.
El borrador sobre la mesa, una hoja de ruta de entre 20 y 28 puntos impulsada por Washington, contempla un alto el fuego inmediato, elecciones en Ucrania en plazos estrictos y una reestructuración militar que incluye la reducción de sus fuerzas armadas. Sin embargo, el núcleo controvertido radica en las cesiones territoriales: el reconocimiento de facto del control ruso sobre partes del Donbás y Crimea, demandas recurrentes de Moscú que Kiev ha calificado hasta ahora de “inaceptables”. Además, el texto propone intercambios masivos de prisioneros, una amnistía general y un esquema compartido para la central nuclear de Zaporiyia bajo supervisión internacional.
Los escollos pendientes
Trump aludió explícitamente a “asuntos muy espinosos” sin detallarlos, pero analistas diplomáticos apuntan al estatus final de los territorios ocupados y a la arquitectura de seguridad postconflicto como los puntos críticos. Zelenski ha puesto sobre la mesa la idea de un plebiscito nacional para que los ucranianos decidan sobre eventuales pérdidas territoriales, una opción que no compromete aún pero que refleja la presión interna. Otro frente delicado es la OTAN: el plan insinúa que Kiev renuncie a su adhesión a cambio de garantías bilaterales de Estados Unidos y Europa, un trueque que divide opiniones en Bruselas y Kiev.
Desde Moscú, el Kremlin ha avalado el esquema general, con Vladímir Putin y su enviado Kirill Dmitriev valorando los esfuerzos de Trump como base viable para un acuerdo que incorpora sus exigencias clave. Los líderes europeos, por su lado, celebran “buenos avances” y prometen colaboración, pero insisten en “garantías férreas desde el día uno” para evitar que el pacto consolide la ocupación rusa de forma irreversible.

























































































































































































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