Jordi Turull, secretario general de Junts per Catalunya, ha lanzado un claro mensaje a sus socios: antes del 21 de diciembre decidirán si mantienen el pacto con el PSOE o lo rompen. Turull ha reiterado que la decisión no será tomada “en caliente” sino con calma, pensando en lo que sea “útil al país”.
Este ultimátum se enmarca en una creciente tensión entre Junts y el PSOE, derivada del incumplimiento —según los independentistas— de varias promesas del pacto de investidura. Turull ha hecho hincapié en que, tras casi dos años de alianza, aún hay compromisos pendientes, especialmente en materia de reconocimiento nacional, reformas políticas y traspasos que no se han materializado.
Para Junts, la convivencia con el gobierno central solo tiene sentido si el pacto demuestra resultados tangibles. En sus palabras: “no somos gente de resignarnos”, pero tampoco quieren actuar impulsivamente. Las dudas del partido se concentran en si el apoyo al Ejecutivo socialista sigue siendo una herramienta válida para avanzar en su agenda —o si, por el contrario, solo perpetúa la inercia política.
En el otro lado, el PSOE ha tratado de mantener un perfil equidistante. Aunque ha mostrado disposición al diálogo, también ha sido presionado por otros socios e internas críticas sobre la viabilidad de cumplir todos los puntos pactados con Junts.
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