Si de enero a marzo otros países desarrollados vacunaron más y más rápidamente que Europa, abril fue el mes de la gran aceleración en nuestro continente, pero mayo va camino de no resultar tan sencillo. Los datos parecen señalar que el “tope” de administración de vacunas se alcanzó el 11 de mayo y que, desde entonces, las cifras van, otra vez, para abajo.
La pauta española sigue, como es lógico, la del conjunto de Europa, puesto que la compra de vacunas está siendo coordinada. En general, tras los problemas logísticos de mediados de marzo, España ha recuperado terreno y administrado muchas más dosis que el conjunto de la Unión. Pero, precisamente por eso, a partir del 11 de mayo comenzó el descenso, que también ha sido algo más acusado que en el global de la Unión.
En otros casos, como Israel, el descenso en las vacunaciones llegó cuando se estaba ya al borde de la “inmunidad de rebaño”, pero esa no parece ser la realidad de Europa, donde aún queda un trecho largo para alcanzarla.
Descendiendo al caso español, los datos por comunidades y el total de dosis administradas ponen en evidencia que podemos empezar a tener más capacidad de administración que vacunas recibidas. El pasado 11 de mayo habíamos administrado 20.162.000 dosis de las 23.107.000 recibidas (es decir, un 87%, con tres millones de dosis disponibles para su puesta). Dos semanas después, hemos administrado 23.962.000 dosis de un total de 25.747.000 (un 93%, con menos de un millón ochocientas mil disponibles).
Numerosas comunidades superan el 95% de vacunas administradas (es decir, apenas tienen existencias), y solo Murcia y quizás Baleares y Canarias parecen tener todavía un margen amplio.
La necesidad de recibir pronto grandes aportes de nuevos viales empieza a estar presente, y es un asunto a vigilar en los próximos días para evitar cuellos de botella en la vacunación. Otro tema logístico importante será cómo habilitar en la práctica el “derecho” a escoger una segunda dosis de Astra Zeneca o de Pfizer para quienes recibieron la primera dosis de la primera, sin que ello suponga adicional un descenso en el ritmo de administración general de la vacuna.
Asturias, una de las comunidades más afectadas por la “escasez”, está a punto de alcanzar la cota de un 50% de vacunados con al menos una dosis. Muchas otras no están lejos, pero, de no recibir más vacunas, podría costarles alcanzar esa cifra más de lo previsto.
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