Este jueves, el Parlamento Europeo ha sido el escenario de un intenso debate entre los líderes de las principales formaciones políticas europeas, sin la participación de los partidos de extrema derecha. En el encuentro, figuras destacadas como Ursula von der Leyen del Partido Popular Europeo (PPE), Nicholas Schmit del Partido Socialista Europeo y Terry Reintke de Los Verdes discutieron sobre la influencia y los desafíos que presenta la ultraderecha en el panorama político actual.
Protagonismo sin presencia
Aunque los partidos de extrema derecha no participaron directamente, su influencia dominó el debate. Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea y candidata favorita para repetir en el cargo, destacó su postura abierta a dialogar con ciertas facciones de derecha populista, argumentando su compatibilidad con los principios europeos si cumplen con criterios proeuropeos, antirrusia y de estado de derecho. En contraste, Nicholas Schmit estableció una firme línea roja contra cualquier tipo de alianza con la ultraderecha, instando a la claridad y no a la ambigüedad en este asunto.
Críticas cruzadas
Sandro Gozi, candidato liberal, también fue objeto de críticas por supuestas alianzas con formaciones de extrema derecha en su país, Italia, y en Países Bajos. Por su parte, Terry Reintke utilizó el temor a la extrema derecha como argumento central, advirtiendo sobre la amenaza que representa su presencia en el Parlamento Europeo.
Pocas propuestas concretas
Durante las dos horas que duró el debate, se abordaron pocos temas concretos debido al formato y la brevedad de las intervenciones. Von der Leyen sugirió el uso de impuestos europeos para financiar la industria de defensa, mientras que Schmit defendió su gestión en materia de empleo y la necesidad de luchar contra la pobreza. Walter Baier, de La Izquierda, pidió una directiva para limitar los alquileres de viviendas en toda la UE, y Reintke insistió en continuar con la transición energética y climática.
Tensión por Oriente Próximo
El debate también abordó la crisis en Oriente Próximo, especialmente la situación en Gaza. Von der Leyen subrayó el derecho de Israel a defenderse según las normas internacionales, aunque evitó críticas directas al gobierno israelí, en contraste con sus posturas anteriores.
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