Una mayoría de eurodiputados respalda a la presidenta de la Comisión en una votación impulsada por la extrema derecha. De haber perdido, tanto von der Leyen como el resto de su Comisión habrían tenido que dimitir, lo que habría sumido a la Unión Europea en una crisis institucional.
El resultado ha sido de 360 votos en contra de la moción, 175 a favor y 18 abstenciones. De los 720 miembros del Parlamento Europeo, 553 participaron en la votación. Para prosperar, la moción necesitaba 357 votos favorables.
Pese al apoyo de su propio grupo, el Partido Popular Europeo (PPE), así como de socialistas, liberales de Renew y verdes, algunos eurodiputados de estas formaciones optaron por no acudir a votar.
Aunque von der Leyen, como se preveía, conserva su cargo, sus dificultades no han terminado. Esta moción, la primera de este tipo desde 2014, ha puesto de manifiesto una creciente oposición política hacia una presidenta de la Comisión que, al igual que gran parte de Europa, parece haberse desplazado hacia la derecha, situándose en conflicto con dos de las principales fuerzas políticas que la llevaron al poder.
Distintas familias políticas aprovecharon el debate para expresar sus críticas hacia la Comisión, ya fuera por la falta de transparencia, la concentración excesiva de poder, las marchas atrás en el Pacto Verde o las acusaciones de incumplir procedimientos institucionales de la UE.
La votación ha sacudido también la coalición de partidos que respalda el segundo mandato de von der Leyen, con socialistas y liberales cada vez más distanciados de la presidenta de la Comisión.
En los días previos, ambos grupos amenazaron con abstenerse ante sus preocupaciones por el giro a la derecha del Ejecutivo comunitario. Sin embargo, los liberales de Renew finalmente decidieron dar marcha atrás, argumentando que no querían participar en los “juegos” de la extrema derecha que, según un portavoz, ponen en riesgo la estabilidad europea.
Por su parte, los socialistas también se alinearon con von der Leyen el jueves por la tarde, después de lograr una concesión sobre el presupuesto plurianual de la UE que la Comisión presentará la próxima semana.
La presidenta de la Comisión se comprometió ante el centroizquierda a mantener el Fondo Social Europeo —destinado a luchar contra la pobreza y apoyar a los colectivos vulnerables— dentro del presupuesto, pese a que previamente se había insinuado que podría ser eliminado.
Entre los Socialistas y Demócratas, muchos consideran que esta es la “última oportunidad absoluta”, según indicó la vicepresidenta del Parlamento, Katarina Barley.
Más desafíos en el horizonte
Gheorghe Piperea, eurodiputado rumano del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), quien presentó la moción contra von der Leyen, declara que esperaba que la iniciativa fracasara, pero defendió que el ejercicio había sido saludable para la UE. Añadió que espera que este paso “abra la caja de Pandora” al demostrar que “es posible” desafiar a la presidenta de la Comisión.
Según Piperea, von der Leyen debería prepararse para “varios” intentos más de censura en el futuro.
No obstante, en el PPE discrepan. “El día que volvamos de las vacaciones, casi nos habremos olvidado de esto”, pronosticó Siegfried Mureșan, vicepresidente del grupo popular europeo.
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