El fin de semana que parecía decisivo ha terminado sin que la situación se desbloquee. Al revés: Mariano Rajoy ha decidido volver a declinar la posible invitación del rey para que intente la investidura, porque solo cuenta con los votos favorables de su partido. Por su parte, Pedro Sánchez ha optado por una solución salomónica: no hará caso a los barones que censuran un posible pacto con Podemos, pero tampoco se lanzará sin más a llegar a acuerdos con los de Iglesias. Someterá el asunto a las bases del PSOE para que sean las que decidan qué se debe hacer. Esto se ha interpretado como una maniobra para ganar tiempo y librarse de la presión y la responsabilidad.
Dos pasos atrás, por tanto, de los dos primeros partidos.
Hoy lunes el rey afrontará las consultas decisivas. Toca reunirse con Rivera e Iglesias, y todavía es posible que alguno de ellos saque algún conejo de la chistera (ya lo hizo Iglesias en la primera ronda de consultas, cuando se propuso como vicepresidente de un gobierno en el que Podemos tendría varias carteras). Por su parte, el martes volverán a reunirse Sánchez y Rajoy con Felipe VI, ¿para volver a decir lo mismo que en la ocasión anterior?
La Constitución solo prevé la celebración de nuevas elecciones tras la celebración de al menos un debate de investidura. Por eso, si tras estas entrevistas no hay un candidato que disponga de apoyos suficientes, el rey se verá en un compromiso jamás visto en la democracia española. ¿Cómo podría resolverlo?:
- Proponiendo a Pedro Sánchez como candidato, aunque no se sepa si tiene apoyos o no, porque depende de decisiones futuras de un tercero (Podemos) y de las bases de su propio partido.
- Proponiendo a Mariano Rajoy, a pesar de su oposición expresa.
- Optando por una tercera vía, si algún otro candidato se ofrece, o si al rey le parece oportuno hacerlo así para desbloquear la situación.
- Posponiendo la decisión para una tercera ronda de contactos con los diferentes líderes políticos.
- No proponiendo a nadie, para, a continuación, buscar resquicios legales que permitan convocar elecciones generales sin que haya habido ni siquiera una sesión de investidura.
La cadena de negativas y evasivas de Rajoy y Sánchez, coloca al rey en una posición comprometida. Si deja que todo siga igual, muchos cuestionarán su papel institucional, y dirán que el rey estaba obligado a desbloquear la situación inmediatamente y no esperar más; pero si toma una decisión, cualquier decisión, proponiendo un candidato a sabiendas de que no tiene apoyos, muchos otros podrán acusarle de partidismo.
La solución, probablemente, el martes a última hora.
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