La segunda ola de COVID-19 en España está comenzando a diferenciarse notablemente de la que nos asoló en marzo y abril, sobre todo, en cómo está impactando en las distintas Comunidades Autónomas y cómo estas CCAA consiguen (o no), contener el ritmo de ascenso de los contagios.
En la primera ola había dos regiones en España en el punto de mira: Madrid, considerada como ‘la Wuhan española’ por ser el principal foco de infección y zona más afectada, y Asturias, denominada por muchos como ‘el milagro astur’, que consiguió contener el avance de contagios e incluso disfrutó en verano de 20 días sin un solo positivo.
Hoy, ocho meses después, la segunda ola está dando la vuelta al tablero y vemos como Madrid, tras registrar datos alarmantes en septiembre, está reportando estos días unos de los mejores datos de todo el país en lo que parece ser el culmen del control epidemiológico en la comunidad. Por contra, en el Principado de Asturias, desde hace cosa de un mes la incidencia de COVID se ha multiplicado por 10, pasando de los 60 positivos diarios que se registraban en septiembre a los más de 660 reportados el último día.
En estos momentos Asturias parece ser ‘la Wuhan española’ mientras que se comienza a hablar del ‘milagro madrileño’.
Madrid registró ayer su mejor dato de la segunda ola con 2.033 positivos (918 de ellos correspondientes a las últimas 24 horas) mientras que Asturias reportó los peores registros (664 positivos el último día).
Pero no solo Asturias está en una situación delicada (aunque es, con diferencia, la que peor escenario tiene hoy en día), ya que regiones como Andalucía, R. Murcia, Galicia o Comunidad Valenciana han visto su situación epidemiológica empeorar drásticamente en las últimas semanas.
Muchos se preguntan a qué se debe esta situación: se cuestionan los datos y el número de pruebas de Madrid, pero también si las medidas de cierre perimetral adoptadas en Asturias o el cierre de la hostelería son las adecuadas. A todo esto hay que añadir que el Principado pidió hace 10 días un aislamiento domiciliario que el Gobierno central negó.
Sea como fuere, las conclusiones las sabremos en unos meses, y mientras tanto unos y otros se tendrán que centrar en intentar ‘doblegar la curva’ y contener la respiración por lo que pudiera pasar si llega una tercera ola, pues ya hay registros de una nueva mutación del virus en Dinamarca que podría empeorar aún más la situación en unos meses, si la vacuna no lo impide.
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