Nada cambia en uno de los países con menor renta per capita de Europa: Bulgaria. Tras los resultados de abril y de julio, en los que ningún partido logró una ventaja suficiente para hacerse con el poder, solo o en coalición, el país del Mar Negro se ve abocado a unos nuevos comicios legislativos que se celebrarán el 14 de noviembre, coincidiendo, ahora también, con la elección presidencial.
Escasez de sondeos, apatía social y la sensación de que el bloqueo no puede durar eternamente y estas terceras elecciones tendrán que ser necesariamente las últimas, “rompiendo el escenario” de empate de alguna forma, son la claves con las que la sociedad búlgara afrontará los comicios de noviembre.
Las encuestas apuntan ahora hacia una subida importante de los “anticorrupción”, que ya ganaron por la mínima las elecciones de julio, y que podrían acabar capitalizando el enorme descontento social. Por su parte, el tradicional partido gubernamental, ITN, podría caer incluso a la cuarta plaza.
Pero todos estos datos están en suspenso hasta que se conozca el otro elemento de las elecciones de noviembre: las presidenciales. De momento no hay candidatos oficiales para la presidencia del país. Cuando se conozcan probablemente acabarán decantando la elección, e influyendo decisivamente en el resultado de las legislativas.
Los dos candidatos “tradicionales” podrían ser el actual presidente y el previsible del partido gubernamental GERB.
Pero en el horizonte se insinúan muchos otros, con posibilidades de desequilibrar la balanza, como Veselin Mareshki, del Volja, y algún outsider con tirón, incluyendo estrellas televisivas locales como Luna Yordanova.
Luna Yorkanova Veselin Mareshky
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