Cepsa se une a Repsol y congela sus inversiones en España por la “inestabilidad fiscal”

Cepsa ha decidido poner en ‘stand-by’ sus inversiones en nuevos proyectos de hidrógeno en España debido a la incertidumbre regulatoria y fiscal en el país, ante la posibilidad de que el impuesto extraordinario a las energéticas pueda convertirse en un gravamen permanente, y estudia priorizar los proyectos internacionales.

Fuentes de la compañía indicaron que “está valorando el impacto que puede tener un incremento de su fiscalidad si se aprueba un nuevo impuesto permanente”, y subrayaron que, si esto se materializa, “provocaría un efecto muy relevante sobre la rentabilidad de los proyectos de hidrógeno, por lo que tendría que ralentizar las inversiones previstas en España y dar prioridad a proyectos de hidrógeno verde en otros países“.

El grupo controlado por Mubadala y el fondo de inversión estadounidense Carlyle cuenta como proyecto emblema con el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, uno de los mayores centros de producción de hidrógeno verde de Europa, con una inversión de 3.000 millones de euros y la creación de 10.000 empleos.

A pesar de esta decisión, las mismas fuentes precisaron que la transformación en marcha de Cepsa “es irreversible para lograr que más de la mitad de su beneficio provenga de actividades sostenibles en 2030”.

Cepsa tiene identificados proyectos en Argelia, Marruecos, Brasil y Estados Unidos que van a acelerarse si finalmente quedan liberados recursos en España.

El Gobierno ha ingresado más de 2.400 millones de euros del sector energético en los dos últimos años por este gravamen.

Cepsa ha sido uno de los grupos más damnificados por este impuesto, cerrando en 2023 con unas pérdidas de 233 millones tras pagar más de 320 millones de euros por el impuesto.

La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) ya mostró su rechazo a un impuesto permanente al sector energético, advirtiendo que podría “desalentar las inversiones en el país”.

Además, Repsol sigue los pasos de Cepsa y anunció su decisión de invertir 15 millones de euros en un proyecto de hidrógeno en Portugal, dejando en el aire unas inversiones cercanas a 1.500 millones de euros en España.