La modificación de la ley electoral valenciana lleva mucho tiempo en los cajones, sin que pueda salir adelante por discrepancias entre los partidos.
Los que forman el gobierno de la comunidad, el llamado “Botànic” plantean una reforma que hasta ahora era tachada por Ciudadanos como inoportuna teniendo en cuenta que nos encontramos aún en plena pandemia. El anterior líder del partido, Toni Cantó, había manifestado reiteradamente su rechazo a la reforma, tanto por el momento como incluso por su contenido, y así se lo manifestó al presidente Ximo Puig.
Sin embargo, Ruth Merino, que se ha hecho cargo del partido tras la precipitada salida de Cantó hacia el PP, ha llegado a la portavocía de Ciudadanos con un tono muy distinto.
En el centro del tablero está, precisamente, el que quizás sea el apartado más polémico del proyecto: rebajar el listón electoral del 5% que establece la norma actual para poder entrar en las Corts Valencianes. En las actuales circunstancia, tras los malos resultados de Cataluña y los acontecimientos posteriores de Murcia y Madrid, la rebaja de ese suelo podría beneficiar, más que a ningún otro grupo, al propio Ciudadanos.
Pocos días después de sustuir a Cantó, Ruth Merino ha declarado, respecto a la reforma, que “hay que sentarse con calma” para negociarla, valorarla, intentar mejorarla y, llegado el caso, alcanzar un acuerdo.
Los temas más polémicos de esta reforma propuesta son, aparte de la rebaja del listón, la implantación de las “listas cremallera” y el reajuste de los escaños por provincias, para evitar la infrarrepresentación de Valencia, y, en menor medida, Alicante.
El plazo para presentar enmiendas al texto se ha ampliado hasta el 18 de junio, y por primera vez en mucho tiempo se ve como posible llegar a un acuerdo.
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