El gobierno de Estados Unidos está considerando otorgar a Groenlandia un estatus especial mediante un Acuerdo de Libre Asociación (COFA, por sus siglas en inglés), similar a los existentes con Micronesia, las Islas Marshall y Palaos. Esta iniciativa, impulsada por la administración Trump, busca fortalecer la influencia estadounidense en la isla debido a su ubicación estratégica y sus abundantes recursos minerales, esenciales para aplicaciones tecnológicas y militares.
Aunque no se trata de una adquisición directa —como la propuesta previamente planteada por Trump—, el COFA proporcionaría a Groenlandia apoyo económico y militar a cambio de un mayor acceso estratégico y militar por parte de EE. UU. Sin embargo, la implementación de este plan enfrenta múltiples desafíos, incluyendo la alineación política de Groenlandia con Dinamarca, infraestructura limitada y escepticismo público hacia la gobernanza estadounidense.
Paralelamente, se han intensificado las actividades de inteligencia de EE. UU. en Groenlandia, enfocándose en el movimiento independentista y la opinión pública sobre una posible anexión. Estas acciones han generado tensiones diplomáticas, con Dinamarca condenando el espionaje entre aliados y convocando al embajador estadounidense para solicitar explicaciones.
La propuesta de estatus especial para Groenlandia refleja un renovado interés de EE. UU. en la región ártica, en un contexto de creciente competencia geopolítica y preocupación por la influencia de otras potencias en el área. La situación continúa evolucionando, con implicaciones significativas para las relaciones internacionales y la dinámica en el Ártico.
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