Asombro. No hay palabra que mejor defina la impresión general que el acuerdo de investidura entre PSOE y Ciudadanos ha causado en nuestra sociedad. Preguntes a quien preguntes, sea de la ideología que sea, mostrará su asombro.
Ya sabéis lo que dicen: nunca llueve a gusto de todos, y mucho menos entre los votantes de un partido, el PSOE, que se sigue definiendo de izquierdas y en campaña electoral hablaba de Ciudadanos y PP como “las derechas”. El PSOE es un partido en el que coexisten dos corrientes ideológicas fuertemente enfrentadas en estos momentos: los partidarios de pactar con Podemos-IU, más de izquierdas, y los favorables a una coalición de centro-derecha con Ciudadanos e incluso PP, más centristas.
Era cuestión de tiempo que la olla estallase, y es algo que parece estar comenzando a ocurrir en el día de hoy, día en el que Pedro Sánchez y Albert Rivera escenificaban un acuerdo refrendando un amplio documento en el que el PSOE se compromete, entre otros, a abaratar el despido los dos primeros años de contrato (para contratos temporales y despido improcedente) o a suprimir las Diputaciones.
De la derogación de la LOMCE o la ley mordaza, tan cacareadas en campaña electoral (y echadas en cara a Rajoy y Rivera en los múltiples debates) nada de nada. El PSOE ha intentado mantener el tipo proponiendo medidas de centro-izquierda pero cediendo en algunos puntos que ponen en entredicho lo defendido hace tan sólo unos meses.
Pero esto no son impresiones personales, que también, y es que varios dirigentes socialistas ya han anunciado que se opondrán a este acuerdo en la consulta que este fin de semana llevará a cabo el PSOE entre los militantes, y que ha despertado una ola de críticas ante lo ambiguo de la cuestión:
“El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un gobierno progresista y reformista?”
Por si todo esto fuera poco, viendo las críticas que estaban recibiendo por abaratar el despido, desde el partido de Sánchez se han apresurado a rectificar este punto y han dicho que no lo llevarán a cabo, modificando unas horas después de su firma dicho acuerdo, de forma unilateral, en lo que supone el incumplimiento más fugaz de la historia reciente, y que podría hacer tambalear dicho refrendo a pocas horas de su escenificación.
Ante estos giros de tuerca muchos se preguntan si la política actual tiene más de postureo que de contenido (quizás el PSOE pudiera reordenar sus siglas y pasar a denominarse POSE), y es que tras semanas negociando es difícil de creer que este tema se haya pasado por alto y firmado sin percatarse de las implicaciones que conlleva.
La pregunta que todos nos hacemos a día de hoy es quién va a apoyar este acuerdo, o más bien, si PP o Podemos se abstendrán en la investidura dejando que se lleve a cabo, algo que parece poco probable. De ser así, estamos condenados a nuevas elecciones, y la apuesta del PSOE y Ciudadanos de dejar en hombros de PP y Podemos la convocatoria podría volvérseles en contra si entre sus votantes se ve este pacto como un giro a la derecha, siendo el primer paso a la pasokización del PSOE.
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