Decíamos ayer que Podemos necesita a un PSOE relativamente fuerte si quiere aspirar al gobierno tras las elecciones del 26-J. Un PSOE que descienda de un 18-20% de los votos no sería suficiente para conseguir la mayoría de izquierdas, por mucho que creciera Unidos Podemos. Así que UP no tiene más alternativa, si quiere gobernar ahora, que apoyarse en un PSOE que esté casi a su altura.
Hoy toca mirar para el otro lado y hacerse la misma pregunta: ¿le conviene al PP un Ciudadanos fuerte o débil?
La estrategia del PP, para estas elecciones, parece que consiste en intentar recuperar votos a costa de Ciudadanos, amenazando para ello con el miedo a Podemos. Ciudadanos es prácticamente el único caladero de votos de que disponen los de Rajoy, aparte, quizás, de la abstención. ¿Pero ir a por estos votos es la estrategia correcta? ¿Le resulta rentable al PP arrebatarle votos a Ciudadanos? ¿No le interesará, como a Podemos, que su posible aliado mantenga un alto nivel de voto, para poder alcanzar juntos la mayoría?
Para averiguarlo usé inicialmente la misma metodología que en el artículo de ayer: suponer que una campaña polarizada permitiría al PP recuperar un 5% adicional de votos a costa de Ciudadanos. Para ello partí de los datos del promedio de encuestas del 6 de junio. A continuación usé la electocalculadora de escaños . El resultado obtenido, sin embargo, no permite sacar conclusiones. Ayer estaba claro que Unidos Podemos necesita al PSOE y haría mal en intentar ahora hundirlo demasiado. Pero en el centro-derecha, las matemáticas no resultan tan sencillas.
Así que he intentado un enfoque diferente, más profundo. He examinado el total de diputados que conseguiría una hipotética coalición PP+C’s, suponiendo, igual que ayer, que cada punto que gane (o pierda) el PP será un punto que pierda (o gane) Ciudadanos. Esto es una simplificación, pero resulta útil para el análisis. Pero esta vez, en vez de hacerlo para una sola hipótesis, lo haremos para todo un abanico de posibilidades. El resultado queda reflejado en los siguientes tabla y gráfico:
Como puede comprobarse, el PP, en este momento, con una expectativa de voto algo inferior al 30%, está en la peor de las situaciones posibles. Sumando sus diputados a los de Ciudadanos, quedarían claramente por debajo de 160.
Ahora bien, si el PP aprovecha el resto de la campaña para crecer a costa de Ciudadanos, estará haciendo una buena inversión: la ganancia en escaños que eso le supondría será mayor que la pérdida que le ocasiona a los de Rivera. Esto ocurre, a diferencia de la relación que existe entre Podemos y PSOE, porque Ciudadanos es, de entrada, mucho menor que el PSOE. Por tanto, tiene menos que perder. Muchos votos de Ciudadanos ya están perdidos de antemano, en provincias donde no consigue alcanzar el primer diputado. En cambio, las pérdidas de votos de Ciudadanos siempre podrán redundar, en todas partes, en un hipotético incremento de escaños para el PP.
Como excepción, sin embargo, hay provincias donde al PP le interesa todo lo contrario. Ocurre, por ejemplo, en Salamanca, donde el último escaño está en disputa entre Ciudadanos y Unidos Podemos. Pasa esto mismo en otro puñado de provincias pequeñas y medianas. En esos casos, al PP le convendría cederle votos a Ciudadanos para apuntalar los escaños en disputa.
Esto es lo que, promediado para el conjunto de España, deja ver la parte izquierda del gráfico. La endiablada situación en la que se encuentra ahora mismo el PP es la derivada del hecho de que está justo en la parte central, en el vértice de la V: si no consigue ganar de aquí al 26-J dos o tres puntos porcentuales a costa de Ciudadanos, le convendría incluso perderlos a favor del mismo partido. Todo menos seguir en el punto central, alrededor del 28-30% de los votos, que es precisamente en el que una alianza de izquierdas puede superarle claramente. En definitiva, la mejor opción hoy por hoy para el PP consiste ganar votos a costa de Ciudadanos. Pero su segunda mejor opción, si fracasa esta, no sería quedarse como está, sino cederle algunos puntos porcentuales a los de Rivera.
Endiabladas paradojas.
Ciudadanos, desde esta perspectiva, no es la muleta del PP, sino una inoportuna mosca de comportamiento imprevisible. Una mosca que el PP debe escoger entre exterminar (si es que puede) o engordar, pero que no puede permitirse el lujo de ignorar.
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