El PSOE se muestra comprensivo con ERC y está dispuesto a aceptar su exigencia de cerrar el acuerdo para investir al socialista Salvador Illa como nuevo presidente del Generalitat antes de que finalice este mes de julio y así dar margen a sus dirigentes para explicarlo entre las bases.
Fuentes socialistas señalan que en Ferraz son conscientes de la situación en la que se encuentra la formación independentista y entienden que han reclamado cerrar un acuerdo en julio, a pesar de que habría margen hasta finales de agosto, porque necesitan tiempo para convencer a sus bases.
En todo caso se muestran esperanzados en superar las reticencias internas en ERC y la presión adicional que ejercen desde Junts en contra del pacto, verbalizadas por el expresidente Carles Puigdemont, que llegó a referirse a Illa como “el candidato del 155”, en referencia a la intervención de la autonomía por parte del Gobierno Central en 2017.
LA FINANCIACIÓN, CLAVE
La condición de ERC la expresó la secretaria general de ERC, Marta Rovira, al advertir al PSC de que se levantarán de la mesa si a finales de julio no hay un preacuerdo para la investidura. Después de pasar seis años en Suiza huída de la Justicia, avisó de que antes de que acabe el mes deben saber si hay “agua en la piscina” o de lo contrario se levantarán de la mesa de negociación. De este modo pretenden evitar un escenario de último minuto y que se les atribuya la responsabilidad de una posible repetición electoral, según indicó.
En las últimas semanas desde el PSOE y el Gobierno han venido pidiendo paciencia y respeto a los plazos y suelen poner el ejemplo de Euskadi, donde PNV y PSE-EE acordaron reeditar el Gobierno de coalición casi tres meses después de las elecciones del 21 de abril. En Cataluña, el plazo límite para evitar una nueva convocatoria electoral termina el 25 de agosto, pero parece que ambas partes son partidarias de no apurar hasta el final.
Las negociaciones siguen su curso y están centradas en un acuerdo sobre financiación para esta comunidad. Los independentistas insisten en la sobernaía fiscal, quieren gestionar el 100% de los impuestos que se pagan en Cataluña, salirse del régimen general y transitar a un modelo de concierto económico, similar al que tienen Navarra y País Vasco.
“ESPACIO” PARA VENDER EL ACUERDO A LAS BASES
El PSOE, hasta el momento, se opone tajantemente a esta exigencia y ha ofrecido fórmulas para desarrollar el Estatuto catalán, desarrollar la Agencia Tributaria autonómica e incluso crear un consorcio entre el Estado y la Generalitat para recaudar los impuestos, opciones que no han sido recibidas con entusiasmo en ERC.
A falta de encontrar una fórmula con la que ambos partidos estén satisfechos y pueda desbloquear la gobernabilidad en Cataluña, el PSOE aboga por “dar espacio” a ERC y permitir que marquen los tiempos, tal como reclaman.
De este modo podrían vender mejor el hipotético acuerdo entre sus bases –que en última instancia tienen que validar el acuerdo en una consulta vinculante– y convencer a los sectores reacios con las contrapartidas que puedan lograr. Están convencidos de que así, a los líderes de ERC les resultará más sencillo atraer a los militantes a quienes a priori les chirría apoyar la investidura de un presidente no independentista.
CAÍDA DE ERC EL 12M
El descalabro de los republicanos en las elecciones autonómicas del 12 de mayo –perdieron la Presidencia y cayeron hasta la tercera posición por detrás de Junts– y la posterior dimisión de Oriol Junqueras como líder del partido, les ha dejado en una situación de interinidad que está marcando las negociaciones.
En el PSOE repiten constantemente que las dos únicas opciones pasan por que Illa sea presidente o repetir elecciones y las fuentes socialistas consultadas consideran que, dadas las circunstancias, sería un suicidio para ERC acudir a unos nuevos comicios y dan por hecho que caerían todavía más.
Con esta situación, tratan de mantener un perfil bajo y dejar que las negociaciones, comandadas por el PSC según insisten, sigan su curso. Confían en que finalmente habrá un acuerdo y restan importancia a declaraciones como las de Rovira que, tras poner un pie en España, llamó a unir al independentismo y “acabar el trabajo” que dejaron a medias.
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