Falta una semana para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las que todas las encuestadoras (menos Rasmussen) dan a Trump como perdedor en la contienda por márgenes cercanos al 10%, pero hay otras donde ya ha ganado, pase lo que pase el día 3. La batalla por el control del Supremo, por ejemplo. El Senado ha confirmado a Amy Coney Barrett como nueva jueza del Tribunal Supremo, justo antes de las elecciones, tal y como deseaba el presidente.

El Tribunal Supremo es una instancia de suma importancia en el país, porque, dada su tradición anglosajona, de hecho reúne en un solo órgano lo que la tradición europea continental divide en dos: el “supremo” para los asuntos puramente jurídicos, y el “constitucional” para los derivados de la interpretación de la Carta Magna.
La votación ha arrojado un margen ajustado de 52 votos a favor y 48 en contra, y se ha realizado en el órgano competente, el Senado, que tiene que renovarse parcialmente también el próximo día 3, y que, que según todas las encuestas, estará muy ajustado a partir de las elecciones del día 3, con bastantes posibilidades de caer incluso del lado demócrata.
Pero ya será tarde para entonces. Con seis magistrados netamente conservadores frente a tres progresistas, y un sistema de renovación de por vida, el tradicional mayor equilibrio se ha roto definitivamente y, salvo sorpresas, puede garantizar a los republicanos una mayoría que conservarían hasta los años 30… o 40.

La nueva magistrada, de tan solo 48 años, tiene por tanto una larga carrera por delante, y se ha significado por sus posturas favorables a la familia tradicional y contrarias al aborto.
Tu opinión
Existen unas normas para comentar que si no se cumplen conllevan la expulsión inmediata y permanente de la web.
EM no se responsabiliza de las opiniones de sus usuarios.
¿Quieres apoyarnos? Hazte Patrón y consigue acceso exclusivo a los paneles.