Mientras en España seguimos esperando que haya avances reales para la formación del nuevo gobierno, van llegando elecciones importantes en otros países europeos. Las primeras son las elecciones parlamentarias en Grecia. Se celebran el 7 de julio y es probable que acabemos conociendo la composición del gobierno heleno antes que la del español.
Durante estos últimos cuatro años, el gobierno de Syriza ha afrontado la fase final de la reestructuración económica y social del país, tras la profunda crisis padecida. Las difíciles medidas tomadas parecen estar a punto de pasarle factura y mandar al partido de Tsipras a la oposición.
El sistema electoral griego se define por un curioso conglomerado de circunscripciones territoriales grandes (la mayor, con más de cuarenta escaños), otras más pequeñas y otras ocho uninominales. A eso se suma una lista nacional que pretende aumentar la proporcionalidad, pero que solo adjudica 12 escaños. Todo ello sumaría 250 diputados. Además, existe un límite mínimo para que un partido pueda acceder al parlamento: alcanzar el 3% de los votos.
Por si no fuera ya bastante complejo el sistema, con la finalidad de facilitar la gobernabilidad, hay una reserva adicional de 50 escaños que se adjudican en bloque al partido que más votos consiga, aunque solo supere en uno al segundo. ¿Qué dicen las encuestas?
Los sondeos colocan a Syriza claramente por debajo del Partido Popular griego (Nueva Democracia). La diferencia es tal que la formación derechista podría incluso alcanzar la mayoría absoluta por sí misma, gracias a la prima de 50 escaños extra. Su líder, Kyriakos Mitsotakis, lo tendría aún más fácil si el partido de Varoufakis, los extremistas de Amanecer Dorado, que están de capa caída, o el partido nacionalista-religioso Solución Griega, no consiguieran finalmente alcanzar el 3% mínimo y quedaran fuera del parlamento.
El escenario más probable, a día de hoy, es el de Nueva Democracia con mayoría absoluta o muy cerca de ella. La única posibilidad de que Mitsotakis no conquiste el gobierno estaría en que la suma de escaños de Syriza, los comunistas, Varoufakis y el KINAL socialdemócrata (que ha venido a ocupar el espacio del PASOK), superara a los conservadores, y éstos se vieran sin aliados con los que poder pactar.
Esta carambola, aunque no imposible, resulta muy difícil por la disparidad de intereses de los cuatro grupos de izquierdas, y porque en las últimas semanas parece estar concentrándose aún más el voto en favor de Nueva Democracia. Los próximos días serán clave, y el desarrollo de la campaña electoral decidirá esos pocos escaños que inclinarán la balanza.
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