En la madrugada del martes, el Ejército israelí reanudó los bombardeos sobre la Franja de Gaza, poniendo fin al alto el fuego vigente desde enero. Estos ataques han causado la muerte de al menos 230 personas y han dejado a más de 300 heridas, según informaron las autoridades sanitarias de Gaza.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, justificó la operación militar alegando que Hamás había rechazado todas las ofertas de los mediadores para extender la tregua y liberar a los rehenes israelíes en su poder. Netanyahu declaró que Israel no podía permanecer inactivo ante la negativa de Hamás y que las acciones militares eran necesarias para garantizar la seguridad del país.
Los bombardeos se llevaron a cabo en diversas zonas de Gaza, incluyendo las ciudades de Deir al Balah, Ciudad de Gaza y Rafah, y afectaron a áreas que previamente habían sido consideradas seguras durante el alto el fuego. Testigos presenciales describieron escenas de devastación, con numerosos edificios destruidos y un elevado número de víctimas civiles, entre ellas mujeres y niños.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia y el impacto humanitario en la población civil de Gaza. Organizaciones de derechos humanos han instado a ambas partes a retomar las negociaciones y a respetar el derecho internacional humanitario para evitar más sufrimiento a los civiles atrapados en el conflicto.
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