Ayer se celebraron elecciones en el Líbano, país que llevaba sin comicios desde el año 2009. Aunque los resultados finales aún no se han dado a conocer, según los primeros resultados provisionales y las proyecciones de los medios libaneses, los partidos afines a Hezbollah habrían logrado asegurarse una mayoría en el Parlamento.
En el Líbano impera un particular sistema electoral y de Gobierno que pretende distribuir a partes iguales los asientos entre representantes de las principales facciones religiosas que imperan en el país. Así, los 128 escaños del Parlamento se dividen en dos bloques de 64 asientos, uno para los diputados cristianos y otro para los musulmanes. A su vez, cada bloque se subdivide para dar cabida a las diferentes sensibilidades y corrientes (como el caso de los Sunníes y los Chiítas).
Además, se establece como obligatorio por ley un Gobierno de concentración en el que el puesto de Primer Ministro queda reservado para un musulmán Sunní, mientras que la Presidencia del Estado debe estar en manos de un cristiano Maronita, y la Presidencia del Parlamento la ostentará un musulmán Chiíta.
Pero lo interesante es quién controla la mayoría Parlamentaria, ya que una cosa es pertenecer al bloque cristiano o musulmán y otra bien distinta a qué corriente de las imperantes en el país se apoya. Así, hay formaciones cristianas favorables al bloque afín a Hezbollah (Irán/Siria) mientras que otros son partidarios de un acercamiento al bloque saudí/israelí. Lo mismo sucede con los musulmanes.
Según las proyecciones, los partidarios de Hezbollah (afines a Irán y al Gobierno Sirio) tendrían asegurados al menos 67 de los 128 escaños del Parlamento, por lo que podrían vetar cualquier ley contraria a sus ideologías, mientras que el partido del hasta ahora Primer Ministro habría bajado hasta los 21 asientos (frente a los 33 actuales), pese a lo cuál al ser probablemente el partido con mayor peso entre los sunníes, podría seguir en el cargo, aunque con poco control sobre el Ejecutivo debido a la mayoría de Hezbollah.
Este escenario pone el foco en la frontera libano-israelí, ya que hasta ahora las tensiones entre israelíes e iraníes no se habían trasladado al país libanés, pero si se confirman los resultados una nueva política exterior libanesa afín a Siria y a Irán podría agitar las fronteras y crear un nuevo conflicto en Tel Aviv.
Tu opinión
Existen unas normas para comentar que si no se cumplen conllevan la expulsión inmediata y permanente de la web.
EM no se responsabiliza de las opiniones de sus usuarios.
¿Quieres apoyarnos? Hazte Patrón y consigue acceso exclusivo a los paneles.