Un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sobre los fenómenos climáticos extremos en la historia antigua de la Tierra sugiere que el planeta actual puede volverse más volátil a medida que siga calentándose ya que el calentamiento global engendra más calentamiento, según publican en la revista ‘Science Advances’.
La investigación examina el registro paleoclimático de los últimos 66 millones de años, durante la era Cenozoica, que comenzó poco después de la extinción de los dinosaurios. Los científicos descubrieron que durante este periodo, las fluctuaciones del clima de la Tierra experimentaron un sorprendente “sesgo de calentamiento”.
En otras palabras, hubo muchos más episodios de calentamiento -períodos de calentamiento global prolongado, que duran de miles a decenas de miles de años- que de enfriamiento. Además, los episodios de calentamiento tienden a ser más extremos, con mayores cambios de temperatura, que los de enfriamiento.
Los investigadores afirman que una posible explicación de este sesgo de calentamiento puede residir en un “efecto multiplicador”, según el cual un grado modesto de calentamiento -por ejemplo, por la liberación de dióxido de carbono a la atmósfera por parte de los volcanes- acelera de forma natural ciertos procesos biológicos y químicos que potencian estas fluctuaciones, lo que conduce, en promedio, a un calentamiento aún mayor.
El equipo observó que este sesgo de calentamiento desapareció hace unos 5 millones de años, más o menos cuando empezaron a formarse capas de hielo en el hemisferio norte. No está claro qué efecto tuvo el hielo en la respuesta de la Tierra a los cambios climáticos. Pero a medida que el hielo del Ártico retrocede, el nuevo estudio sugiere que podría volver a producirse un efecto multiplicador, y el resultado podría ser una mayor amplificación del calentamiento global inducido por el hombre.
“Las capas de hielo del hemisferio norte se están reduciendo y podrían desaparecer como consecuencia a largo plazo de la acción humana –afirma el autor principal del estudio, Constantin Arnscheidt, estudiante de posgrado del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del MIT–. Nuestra investigación sugiere que esto puede hacer que el clima de la Tierra sea fundamentalmente más susceptible a eventos de calentamiento global extremos y a largo plazo, como los observados en el pasado geológico”.
“El clima se calienta y se enfría en sincronía con los cambios orbitales, pero los ciclos orbitales en sí mismos sólo predecirían cambios modestos en el clima –señala Rothman–. Pero si consideramos un modelo multiplicativo, entonces un calentamiento modesto, emparejado con este efecto multiplicador, puede dar lugar a eventos extremos que tienden a ocurrir al mismo tiempo que estos cambios orbitales”.
“Los humanos están forzando el sistema de una manera nueva –añade Arnscheidt–. Y este estudio demuestra que, cuando aumentamos la temperatura, es probable que interactuemos con estos efectos naturales amplificadores”.
Artículo elaborado por EM a partir de un teletipo de
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