Desde hace unos días en Reino Unido no se habla de otra cosa, y es que la decisión del Príncipe Harry y su esposa, Megan Markle, de dar “un paso atrás” de la Familia Real y establecerse en Norteamérica (al menos la mitad del tiempo), ha supuesto una fuerte crisis para la Monarquía, y ya es la segunda que viven en un corto periodo de tiempo.
El comunicado de Harry y Megan pillaba por sorpresa a la Reina Isabel II, a su hijo el Príncipe Carlos y al hijo de éste y hermano de Harry, William. Desde ese momento, los tabloides británicos especulan sobre qué ocurrirá con la asignación que reciben de Casa Real, desconocida, pero cifrada en al menos 2 millones de libras anuales a lo que habría que sumar el coste de su seguridad o mantenimiento de su residencia (cuyas obras se estima superaron los 3 millones de libras).
Por otro lado, la incomodidad de Megan Markle en el seno de la Familia Real no ha hecho más que alentar los rumores y hay quien incluso habla de una suerte de “racismo aristocrático” al apartar a la canadiense desde que su padre vendiera fotografías suyas de hace más de una década, hecho que la llevó a tener que caminar sola al altar el día de su boda.
Sea como fuere, los ciudadanos de Reino Unido se muestran perplejos con lo acontecido en un momento en que los sondeos no dan buenos datos de popularidad a la corona (como se vio tras el escándalo del Príncipe Andrew, cuando ComRes preguntaba por el daño a la Corona) en el que la Reina Isabel prepara su abdicación.
En esta ocasión, YouGov ha preguntado a los británicos por su opinión del llamado ‘Megxit’, y los habitantes de UK apoyan la decisión de Harry y Megan pero se muestran tajantes: una vez se aparten de su función pública, deberían dejar de recibir dinero del Estado, ni un solo penique.
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