La ciudadanía de Bulgaria está llamada este domingo de nuevo a las urnas, por tercera vez en menos de un año, para tratar de conformar un nuevo Parlamento que pueda pasar página a meses de administración provisional constituida tras la caída del Gobierno del conservador Boiko Borissov, que ‘a priori’ figura de nuevo como favorito.
Borissov, que acumulaba más de una década en el poder, aspiraba en abril al que habría sido su cuarto mandato, pero no logró el apoyo necesario y se vio obligado a hacerse a un lado. En 2020, su Gobierno había sido objeto de movilizaciones masivas en las que los manifestantes denunciaban principalmente la corrupción institucional.
Los comicios se repitieron en julio, también sin que hubiese un mínimo acuerdo posterior, por lo que este domingo los búlgaros deberán volver a votar. La coalición que encabeza(GERB), liderado por Borissov, encara esta nueva cita con una intención de voto que ronda el 24 por ciento.
En segunda posición se sitúa el experimento político impulsado por los empresarios Kiril Petkov y Asen Vasilev, que superaría el 16 por ciento, por delante del Partido Socialista Búlgaro (15,5 por ciento) y del antisistema Existe Tal Pueblo, liderado por el presentador de televisión Slavi Trifonov, según un sondeo de Exacta Research Group.
Las legislativas, en las que se repartirán los 240 escaños de la Asamblea Nacional, coincidirán con la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que se presenta de nuevo el actual jefe de Estado, Rumen Radev, que criticó la labor de Borissov y de su administración durante las protestas de 2020 en un contundente e inédito posicionamiento público.
Radev parte como claro favorito, pero podría necesitar una segunda vuelta. Los sondeos le sitúan por debajo de la mayoría necesaria para vencer este mismo domingo, lo que le abocaría a un cara a cara previsiblemente con Anastas Gerdzhikov, candidato apoyado por el GERB de Borissov precisamente, informa la prensa local. El presidente, elegido para un mandato de cinco años, tiene un papel más protocolario que político en Bulgaria, pero su figura ha ganado peso en este último año por la inestabilidad política derivada del Parlamento.
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