Hace unos días China impulsaba desde su Asamblea Popular Nacional el inicio de la redacción de una Ley de Seguridad Nacional para el territorio autónomo de Hong Kong que ha desembocado en una escalada de la tensión internacional con el gigante asiático.
China toma el mando
La nueva Ley de Seguridad Nacional cuya redacción comenzará desde ahora el Congreso Nacional del Pueblo (en un plazo máximo de dos meses) pretende introducir una normativa específica que prohíba la secesión, la subversión del poder estatal, el terrorismo y las intervenciones extranjeras en el territorio autónomo. Además, otorga autorización a las agencias de seguridad chinas para operar en Hong Kong.
China ha decidido dar un paso adelante, aunque llevaba ya muchos meses emplazando a los gobernantes de Hong Kong para que se iniciara su redacción, usando el artículo 18 de la Ley Básica que permite a las autoridades del gigante asíatico imponerse sobre el legislativo de su ciudad autónoma.
La votación para la redacción de la Ley de Seguridad no encontró obstáculos, como era presumible, y fue aprobada por 2878 votos a favor, un voto en contra y seis abstenciones.
Difícil momento para la economía de Hong Kong
El impulso de la nueva ley coincide con un momento complicado para las finanzas de la que hasta la década de los 90 fuera territorio bajo soberanía británica, pues las protestas de 2019 mermaron las inversiones en la ciudad al afianzarse la sensación de inestabilidad, a lo que siguió una difícil situación sanitaria por el COVID-19 que ha hecho que muchos inversores se muestren reticentes a emplear sus fondos en la hasta ahora rentable urbe.
Así, en los últimos días ha trascendido la desinversión inmobiliaria en la ciudad, llegando muchos inversores a aceptar una pérdida de entre el 10% y el 20% en el valor de sus activos para deshacerse de ellos y buscar emplazamientos con menos riesgo o más seguridad aparente.
Estados Unidos deja de considerar autónoma a la región
La reacción de la otra superpotencia no se hizo esperar, y es que al poco de conocerse la aprobación del trámite, Mike Pompeo declaró que la Administración norteamericana pasaba desde ese momento a no reconocer a Hong Kong como una ciudad autónoma ya que, según sus palabras, “nadie se puede creer a día de hoy que haya autonomía cuando China está detrás de leyes como la de la llamada Seguridad Nacional”.
EEUU hacía valer el acuerdo firmado con Hong Kong tiempo atrás que le otorga derecho a revisar anualmente sus relaciones con el territorio asíatico, una especie de control para conocer si China intenta ejercer algún tipo de injerencia en la ciudad.
Londres pide a China moderación y amenaza con sanciones
La reación que todos esperaban era la de los antiguos ‘gobernadores’ de Hong Kong, Reino Unido, quien en 1997 oficializaba la devolución a China de la colonia mediante un acuerdo que garantizaba la libertad de los ciudadanos con su famoso lema ‘un país, dos sistemas’.
Las autoridades británicas han afirmado hace unas horas que China ‘no debe pasar el rubicón’ mostrándose desconfiados sobre la influencia de China continental, y han advertido que de seguir interviniendo en la política de Hong Kong se le aplicarían sanciones en conjunto con otros países de la órbita anglosajona (EEUU, Canadá, UK, Australia o Nueva Zelanda).
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