Ayer, como estaba previsto, la Cámara de Representantes de Estados Unidos dio el visto bueno para que se inicie el procedimiento de “impeachment” contra el presidente Donald Trump.
El impeachment salió adelante con los votos de casi todos los representantes de la mayoría demócrata de la cámara, mientras la totalidad de los republicanos se opusieron. Semejante alineamiento, casi perfecto, de los mandatarios de uno y otro partido, es algo muy poco habitual en este país, donde los parlamentarios tienen una amplia autonomía y capacidad de decisión al margen de su propio partido, y lo habitual ha sido, tradicionalmente, que una buena parte de los demócratas y de los republicanos, votaran en contra de la línea general de su grupo.
Pero la polarización a la que ha llevado la política y los gestos del actual presidente, han cambiado la situación, y la política del país está ahora más dividida en dos mitades irreconciliables que nunca.
El hecho de que haya salido adelante el procedimiento del impeachment gracias a la mayoría demócrata, no implica ninguna consecuencia directa para el presidente, porque será el Senado quien tendrá que decidir finalmente si procede o no apartarle del cargo como consecuencia del tráfico de influencias que presuntamente llevó a cabo Trump con la intención de perjudicar al candidato demócrata Joe Biden. Se acusa a Trump de extorsionar para ello al embajador ucraniano, y amenazarle con la pérdida de apoyo por parte de la administración norteamericana si no se plegaba a sus exigencias, que consistían básicamente en descalificar a Biden sacando a la luz supuestos negocios turbios de su familia en ese país del este de Europa.
Ahora se abre una nueva fase, que durará meses, y que llevará a un pronunciamiento final del Senado sobre la responsabilidad de Trump en este asunto. Puesto que los republicanos tienen la mayoría en esta cámara, y dada la polarización existente, se da por hecho que, salvo que mientras tanto se produzca alguna novedad o revelación que cambie el fiel de la balanza, finalmente Trump será exculpado, y podrá concurrir libre de trabas a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. En ellas le esperará, quizás, Joe Biden, el candidato a quien pretendía desacreditar.
Mientras tanto, la popularidad del presidente, no solo no ha disminuido sino que, aunque sigue en niveles negativos, ha mejorado claramente en las últimas semanas.
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