El fracaso de los sucesivos proyectos de “Brexit acordado” que presentó la aún primera ministra Theresa May ha obligado a concurrir al Reino Unido a las elecciones europeas, lo cual ha sido interpretado en el país como la constatación de un fracaso. Como consecuencia de ello, el Partido Conservador está en medio del proceso de elección del sucesor de la dimitida May, y el panorama político ha cambiado drásticamente en poco más de un mes.
La fulgurante aparición y posterior victoria del «Brexit Party» en las elecciones europeas ha hecho que todo el panorama se transforme rápidamente. Conservadores y laboristas descienden, como castigo por su incapacidad para afrontar la situación. El Brexit Party los alcanza en porcentaje de voto estimado y se afianza incluso en la primera posición, mientras el europeísmo es capitaneado por los liberal demócratas, que se acercan también a un porcentaje del 20%.
Si algo así ocurriera en un sistema electoral más o menos proporcional, como el español, hablaríamos de un «cuatripartidismo«. Pero en el Reino Unido se elige tan solo un diputado por distrito en la Cámara de los Comunes (650 miembros) de manera que los terceros partidos prácticamente no tienen opciones. El ganador de cada distrito consigue todo el premio, y por eso los liberales, que llevan décadas consiguiendo incluso porcentajes de voto de un 10%, un 15% y hasta un 20%, se han visto reducidos a apenas un puñado de escaños en el mejor de los casos. Este sistema mayoritario ha garantizado tradicionalmente que, en la práctica, los dos partidos principales copen casi todo el Parlamento.
¿Pero qué ocurriría ahora de confirmarse estos resultados? Para conocer la composición del Parlamento tendríamos que que mirar con lupa distrito por distrito. Lo más probable es que los laboristas (22,5%) conservaran gran parte de sus bastiones, en zonas donde el voto de clase es dominante. A pesar de perder casi la mitad de los sufragios respecto a las elecciones de 2017, se beneficiarían de la competición entre conservadores y BP, y podrían incluso subir en número de asientos en el Westminster. Serían, casi sin duda, el primer partido parlamentario. La razón de esto es que la competición entre Conservadores y Brexit Party está mucho más abierta en casi todas partes, y ofrece a los laboristas la ocasión de arañar primeros puestos en distritos antes impensables para ellos.
Dados los porcentajes actuales, es posible que el BP pudieran llegar a aventajar en escaños a los conservadores, aunque quedarían por debajo de los laboristas, que no tienen competidor en su campo. Por su parte, los liberal-demócratas, a pesar del excelente resultado global que les vaticinan las encuestas, no ganarían en casi ningún distrito, con lo que obtendrían menos escaños que el Partido Nacionalista escocés, cuyos votos (apenas un 3% para el conjunto del Reino Unido) son los más concentrados de todos. Los “liberal-demócratas” lograrían cerca de seis millones de sufragios, pero al menos cinco millones serían inútiles, mientras que los nacionalistas escoceses, con solo un millón ocuparían varias decenas de asientos en el Parlamento de Londres.
Los verdes, a pesar de su importante ascenso, quedan muy lejos de estas batallas y probablemente ni siquiera entrarían en Westminster a pesar de superar los dos millones de papeletas.
Por último, los sondeos vaticinan la casi completa desaparición de dos partidos: el efímero “The Independent Group“, que no ha sabido capitalizar al movimiento europeísta, y el UKIP, cuyo discurso ha sido completamente superado tras la aparición del Brexit Party.
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