El mes de diciembre ha sido peor que los mismos meses de años anteriores y confirma lo que ya era previsible: que el impacto de la pandemia aún no se ha reflejado del todo en las cifras del desempleo, porque la persistencia de ERTES y situaciones especiales permite que las cifras de desempleo no sean tan altas como lo serán cuando la coyuntura se haya normalizado totalmente.
Con todo, cerramos 2020 según las oficinas de Empleo con 3.888.137 desempleados, 724.000 más que el año anterior.
Por sectores, la crisis ha incidido, también, en un cambio brusco del modelo productivo, que ha perjudicado mucho más a unos sectores que a otros. Los grandes perdedores son el sector servicios y los más jóvenes, que no encuentran forma de incorporarse al mercado laboral.
Ambos grupos terminan 2020 en niveles muy superiores a los del desempleo existente en 2016. De hecho, la parte esencial de toda la pérdida de empleo de este año se debe al sector servicios, que suma en el año más de medio millón de nuevos desempleados.
En cambio, los demás sectores económicos, aún estando lógicamente peor que hace un año, han aguantado mucho mejor el tirón. La agricultura tiene una evolución, en conjunto, similar al global, mientras que construcción e industria aguantan aún en los niveles de 2017.
El impacto de esta crisis está matizado, en cuanto a las cifras de desempleo, por las medidas transitorias adoptadas. Aún quedan unas 700.000 personas en ERTEs, y el descenso en cotizantes es mayor. Solo cuando finalice totalmente la situación excepcional se podrá calibrar el efecto real.
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