La NBA, en el aire

En Orlando (Florida) se está celebrando en estas semanas, de manera concentrada por culpa del coronavirus, la sesión final de la temporada de la NBA. Sin embargo, es otro virus el que amenaza con dar por finalizada definitivamente la temporada: el de la violencia.

Cuando parecía que las protestas raciales amainaban tras un tormentoso inicio del verano, un nuevo incidente, ocurrido en Wisconsin, ha puesto patas arriba la política y el deporte estadounidenses, amenazando el final de la convención republicana previsto para hoy: un joven negro llamado Jacob Blake recibió varios disparos por la espalda cuando, tras una discusión con agentes del orden, regresaba a su vehículo.

A continuación se han vuelto a reproducir las protestas en algunas áreas del país, incluso con dos fallecidos en la última noche, y el asunto de la discriminación racial y el abuso policial han regresado al primer plano de la actualidad.

Pero si algo une a esta nación son, aparte de sus héroes de guerra, los eventos deportivos de alto nivel. Por eso ha impactado muy especialmente lo ocurrido ayer en las canchas de Orlando. En uno de los partidos clave de la temporada de la NBA se produjo un hecho insólito: los Milwakee Bucks decidieron no presentarse al quinto partido de la serie frente a Orlando, en los cuartos de final de la Conferencia Este, así que la contienda contra los Magic fue aplazada.

En una cadena imparable, también se aplazaron los otros dos partidos de la jornada, y todo queda pendiente de un hilo hoy para saber hasta dónde llegarán las suspensiones. Mientras tanto, se suceden las manifestaciones públicas de jugadores de baloncesto y otros deportistas adhiriéndose a la protesta.

La jornada de hoy será clave en las negociaciones para retomar la competición, mezcladas además con el final de la convención republicana y con la llegada del huracán Laura a las costas de Texas y Luisiana.