El día 24 se elegirán los alrededor de 600/700 diputados del Bundestag alemán, en unas elecciones cuyas encuestas trataremos a partir de mañana.
Pero hoy no vamos a hablar de encuestas, sino de otro asunto: muchas veces se dice los partidos nacionalistas tienen una representación excesiva en nuestro Congreso de los Diputados, y que, por ejemplo, de aplicarse en España el sistema alemán se conseguiría impedir su entrada en el Parlamento, evitando así el chantaje al que someten a los partidos mayoritarios (sic).
¿Es cierta esa afirmación? Para saberlo hemos hecho una simulación aplicando a los resultados que se produjeron en España el 26 de junio un procedimiento electoral análogo al alemán.
El sistema alemán utiliza un complejo procedimiento de designación: una parte de los diputados se eligen en circunscripciones pequeñas con un solo elegido (diputados directos), y otra parte sale del voto a listas generales cuya función es garantizar la proporcionalidad del sistema, asignando un número de diputados variable que dependerá de cuántos sean necesarios para alcanzar esa proporcionalidad.
Para aplicar este método a España hemos respetado los límites mínimos que se establecen en Alemania y que son la clave del sistema, y asignado un número final fijo de 350 diputados para poder comparar los resultados con los de nuestro Congreso actual.
Estos son los resultados obtenidos:
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Aplicando el sistema alemán al Parlamento español se reduce el número de partidos políticos presentes en el Congreso. Esto afectaría, sobre todo, a los “segundos partidos” nacionalistas. EH Bildu y Convergència (PDeCAT) no obtendrían diputados directos y tampoco entrarían en el reparto de diputados por listas. Por lo tanto, se quedarían fuera del Congreso. A los catalanes esto les supondría perder nada menos que sus ocho diputados y a EH Bildu los dos que tiene. Lo mismo le ocurriría al diputado que consigue ahora Coalición Canaria.
Sin embargo, los partidos nacionalistas más fuertes no verían mermada su presencia en el Congreso, y de hecho podrían incluso mejorarla. Es el caso de ERC y del PNV. Con los datos de las elecciones de 2016 en la mano, el sistema alemán no les perjudica en absoluto, más bien al contrario: consiguen los diputados directos necesarios y entran así sin problemas en el reparto a través de las listas.
Es más, un sistema como el alemán fomentaría la concentración del voto nacionalista en listas conjuntas que harían que el número de diputados subiera claramente por encima de lo que nuestra simulación da a entender. Un procedimiento parecido utilizan a menudo, con notable éxito, en las elecciones al Parlamento Europeo, y nada impediría que lo usaran para las listas al Congreso.
¿Y qué cambiaría en los resultados de los partidos nacionales?
El sistema alemán es más proporcional que el español, así que, lógicamente, el gran perjudicado sería el Partido Popular; los beneficiados son Unidos Podemos y sobre todo Ciudadanos, mientras el Partido Socialista, que se queda a medio camino, no se vería afectado.
[uberchart id=”2138″]En conjunto podríamos esperar un Parlamento con algunos partidos menos, más concentrado y con mayor proporcionalidad entre votos y escaños entre los partidos que sean capaces de pasar el corte. En ese mismo Parlamento, si los nacionalistas se presentasen por separado, tendrían aún una presencia apreciable, pero si optasen por concurrir con listas conjuntas (entre varios partidos de la misma comunidad autónoma, o entre partidos más cercanos ideológicamente de diversas comunidades) verían incrementada su representación en el Congreso. Grupos como el BNG, regionalistas andaluces u otros, tendrían una oportunidad real de entrar, si se aliasen con otros afines de otras comunidades para formar parte de listas más fuertes.
Así pues, no es cierto que si utilizásemos en España un sistema electoral como el alemán los partidos nacionalistas fueran a salir del Parlamento. Al contrario: este sistema les proporciona herramientas que les facilitarían tener incluso mayor presencia.
Solo la imposición en España de restricciones adicionales impediría la entrada de los nacionalistas. Por ejemplo, habría que negar su acta de diputado a los que, consiguiéndola de manera directa en sus circunscripciones, no consiguieran un porcentaje mínimo de votos a nivel nacional, o bien se tendría que elevar el mínimo exigido a nivel nacional hasta porcentajes tan altos (un 10%, aproximadamente) que dejarían fuera a muchos millones de votantes. Semejantes restricciones no son propias del sistema alemán, por mucho que algunos se empeñen en decir que sí lo son, y tampoco parece que encajen muy bien con la exigencia de proporcionalidad que establece la Constitución española.
Así que, si lo que quieren es limitar el acceso de los nacionalistas al Congreso de los Diputados, deberían cambiar el enfoque, porque aplicar el modelo alemán puede tener un efecto parecido al que Dolores de Cospedal obtuvo cuando reformó el Parlamento de Castilla La Mancha: el opuesto al que se pretendía conseguir.
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