Español de campo, español de ciudad

La extrapolación que publicamos hoy es mucho más especulativa que las anteriores. Se basa en los datos del CIS, pero hay que reconocer sus limitaciones: es muy difícil delimitar el ámbito de lo rural y lo urbano.

Muchos municipios que rodean a ciudades medianas son plenamente urbanos, pero solo cuentan con unos pocos, poquísimos, miles de habitantes. En cambio, sobre todo en el sur de España, numerosos municipios que rebasan esas cifras son netamente rurales. El distinto poblamiento, la distinta densidad y las características propias de cada territorio hacen que la distinción entre “ratón de campo” y “ratón de ciudad” resulte más que discutible. Además, varias provincias españolas no cuentan con ninguna localidad que supere los 50.000 habitantes, cifra razonable para establecer un segundo límite o dividir el análisis en “tres mapas”.  Por lo tanto, para poder tener un análisis completo, hay que conformarse con dividir todo en solo “dos” Españas, ignorar las dificultades anteriores y poner como barrera entre lo rural y lo urbano la cifra de 10.000 habitantes por municipio.

¿Qué partido ganaría en cada provincia si solo votasen en ella los residentes en los municipios con más de 10.000 habitantes? ¿Y cuál lo haría si solo votasen los que viven en los municipios más pequeños?

1. LA ESPAÑA RURAL

Las localidades pequeñas reproducen de una forma muy cercana el mismo mapa de primeros partidos que dibuja el CIS para toda España.

Pero hay diferencias. En el mundo rural, Ciudadanos y Unidos Podemos desaparecen como primeros partidos. En las provincias muy pobladas donde Ciudadanos cosecha sus primeras posiciones nacionales (Zaragoza, Málaga, Madrid), cae al segundo o tercer puesto rural en beneficio del PP. A Unidos Podemos le ocurre lo mismo en las zonas

Extrapolación general basada en el CIS

nacionalistas donde consigue, para las elecciones generales, un importante “voto útil”. Ese voto, en los pueblos más pequeños, es más reducido, y UP queda por detrás.

El voto rural catalán es más nacionalista que el urbano, y se inclina hacia el PDeCat en el interior y hacia ERC en la costa. Por último, los votantes rurales guipuzcoanos hacen que entre ellos EH-Bildu incluso supere al PNV. Ese efecto también se da en las otras provincias vascas, y en Navarra, pero no es tan fuerte.

2. LA ESPAÑA URBANA

La España urbana es mucho menos favorable al Partido Popular, y más proclive a Ciudadanos y Unidos Podemos. En pocas provincias consiguen los de Rajoy mantener el primer puesto en las localidades mayores de 10.000 habitantes (si el baremo fueran los 50.000 habitantes, lo lograrían aún en menos). Ciudadanos domina en gran parte de las ciudades medianas del interior del país, y solo cede ese puesto al PSOE (que aguanta mejor que el PP) en provincias del Sistema Ibérico o del centro peninsular, donde se está cercano al “triple empate”, y en Extremadura y Andalucía, donde los socialistas ganan con más holgura, gracias a la proliferación de localidades medianas de 10.000-40.000 habitantes fuertemente socialistas. Por su parte, Unidos Podemos despunta en las ciudades de provincias industriales, o muy pobladas, o con componente nacionalista, o con una mezcla de varios de estos ingredientes. No son triunfos menores, sino muy significativos.

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Una conclusión parece deducirse de casi todas las extrapolaciones que estamos haciendo en estos días: hay dos parejas de partidos que compiten y otras dos que se refuerzan mutuamente. Son, por un lado, PP vs Ciudadanos, y PSOE vs UP, como antagonistas; y PP más PSOE, frente a Ciudadanos más UP como partidos que se refuerzan mutuamente.

Aunque es difícil distinguir cuándo estamos frente a causas y cuándo frente a efectos, parece haber unas relaciones bastante claras entre los movimientos de estos partidos: allá donde crece el PP lo hace frenando a Ciudadanos (y viceversa), y allí donde crece Unidos Podemos frena al PSOE, en una especie de suma-cero imperfecta.

De forma opuesta, y aunque a muchos les soprenda, en muchas provincias en las que le va bien a Ciudadanos, o donde mejora, a Unidos Podemos le sucede algo parecido, y a la inversa, con la notoria excepción de los territorios con fuerte presencia nacionalista. Al mismo tiempo, los mejores resultados del PP se corresponden con otros también buenos… para el PSOE.

El factor básico es probablemente la fuerte correlación que existe entre el voto y la edad de los electores. Esto tiene implicaciones interesantes a la hora de saber quiénes son los auténticos “amigos electorales” y quiénes los enemigos de cada cual. La estrategia más provechosa para conseguir votos por parte de los partidos tradicionales (PP y PSOE) puede ser intentar debilitar a Cs y UP, aunque sea a costa de reforzar a su tradicional rival. El PP parece haberlo entendido así últimamente, e incluso el PSOE está dando muestras de ir en la misma dirección. Paralelamente, la estrategia correcta para los nuevos (Ciudadanos, Unidos Podemos) puede ser atacar, en conjunto, la vieja dinámica bipartidista y no tanto al otro partido “nuevo”, porque de hacerlo así estarían apuntalando el mapa de la “vieja España” en perjuicio de ellos mismos. No está claro que Ciudadanos y Unidos Podemos entiendan la coyuntura actual de esta manera, sino más bien todo lo contrario. Veremos quién acierta y quién se equivoca con la estrategia, pero los datos sugieren que, cuando lleguen las elecciones, los éxitos y los fracasos no serán individuales, sino que se adjudicarán por parejas. Y esas parejas, hoy por hoy, las forman PP y PSOE por un lado, y Cs y UP por el otro.

Entregas de los próximos días:

• Las diversas Españas según el nivel de formación
• Las distintas Españas según el nivel de ingresos

José Salver