Las estatuas que el viento se llevó

Las protestas contra el racismo que se han desatado en Estados Unidos se han extendido posteriormente al resto del mundo. Así que, aparte de poner en jaque al presidente del país más poderoso del mundo, han tenido algunos efectos más, como ha sido la retirada de estatuas de antiguos prohombres de dudosa actitud en esta materia.

En el Reino Unido se han sucedido las manifestaciones. La efigie en honor del comerciante y esclavista escocés Robert Milligan fue retirada por una grúa municipal en Londres, después de que la de Edward Colston fuera derribada los manifestantes en Bristol, en una ola de revisionismo sobre el pasado colonial del país. El Ayuntamiento de Londres y otros varios del Reino Unido van a llevar a cabo un análisis de sus estatuas a comerciantes de esclavos y otros personajes discutibles y han anunciado que si lo consideran necesario las reemplazarán por monumentos que reflejen la pluralidad racial y del país. En Oxford, cientos de manifestantes pidieron también la retirada del monumento al magnate imperialista Cecil Rodhes,  y no han faltado los pronunciamientos de personajes públicos, como el piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton, que ha manifestado su rechazo a los hechos violentos pero también, con contundencia, su apoyo a las reivindicaciones de los manifestanteS.

En Bélgica también se han llevado a cabo protestas, asumiendo una mirada crítica con su propia historia. El rey Leopoldo II, responsable de la colonización del Congo, ha sido el objetivo preferido de los manifestantes, con, por ejemplo, pintadas antirracistas en su estatua de Bruselas.

La polémica también ha llegado a las plataformas de contenidos audiovisuales, con la decisión inicial de HBO de retirar de su parrilla el clásico del cine “Lo que el viento se llevó”, por sus “evidentes” contenidos racistas. Posteriormente, ante las críticas que entendían que se estaban descontextualizando obras de arte nacidas en otros momentos de la historia, HBO ha decidido mantener el film entre su oferta, pero, eso sí, precedido de una nota aclaratoria en la que se señala que sus contenidos racistas son reprobables y pertenecen a una realidad cultural afortunadamente superada.