Trump asume la derrota

En un mensaje que sí ha podido difundir en redes sociales, el todavía presidente ha condenado el “atroz ataque” ocurrido en el Capitolio y hace un llamamiento a la “paz y la reconciliación”.

Después de que durante mucho tiempo difundiera, de hecho desde varios meses antes de las elecciones, denuncias de fraude electoral, desautorizara los mecanismos de voto existentes en el país del que era presidente desde hacía cuatro años, y en las últimas semanas exacerbara su postura con llamamientos constantes a sus seguidores, que culminaron con los acontecimientos del Capitolio, hoy Donald Trump ha dado marcha atrás.

“Como a todos los estadounidenses, me indignan la violencia, la anarquía y el caos“, ha afirmado. En su mensaje afirma que “mi único objetivo era garantizar la integridad de la votación”, y evita expresamente afirmar que se haya producido ningún fraude, al contrario de lo sostenido hasta el día anterior.

Trump señaló además, que su objetivo único a partir de ahora era asegurar una transición sin problemas. “Este momento exige sanación y reconciliación”. Todo su mensaje está tocado por la idea de la reconstrucción nacional y económica, para trabajar juntos para los valores cívicos típicos de la nación, “patriotismo, fe, caridad, comunidad y familia”.

Ahora todas las miradas se centran en qué ocurrirá el día 20, con la toma de posesión, y sobre todo en los días previos. Hay fuertes presiones porque muchos no acaban de fiarse y temen alguna maniobra final desesperada del aún presidente, así que exigen que desde la vicepresidencia se articule directamente la destitución al amparo del artículo 25. Pero también existen grandes resistencias, porque otros creen que apartar a Trump ahora de la presidencia reforzaría a medio plazo su posición y la de sus aún millones de seguidores. Muchos demócratas amenazan con un “impeachment” urgente si no se activa la destitución, pero los pazos son cortísimos.

Qué vaya a ocurrir en los próximos días es algo que se jugará en los propios despachos de la Casa Blanca, pero, ahora, una parte importante de ello ya no depende de Donald Trump.