Los datos a nivel mundial indican que después de los meses de verano en que el epicentro de la pandemia se trasladó a América, ahora en otoño ha vuelto a Europa, mientras en el resto del mundo la incidencia sigue siendo muy menor. Los países europeos ya están viendo cómo el recrudecimiento de la pandemia lleva a una aceleración de los fallecimientos, que por desgracia, por mera inercia, es seguro que continuará en las próximas semanas.
España, que llegó a caer en septiembre al quinto puesto oficial del mundo en fallecidos según población, vuelve a ser ahora claramente el tercer país.
Si eliminamos el “ruido” que producen los países “medianos” y nos quedamos solo con las 15 entidades con más población del mundo, el balance es claro. América y Europa son las más afectadas, con una diferencia abismal respecto al resto.
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