La hora de reinventarse

Hasta en los momentos más oscuros hay una luz que nos marca el camino para seguir adelante.

Eso pensó Mariana, quien después de meses de búsqueda de empleo tras mudarse a su ciudad natal junto a Abraham, encontró el puesto indefinido con el que tanto había soñado.

Eso pensaron Manuel y Aurora, que tras años juntos y con la llegada de la pequeña Kairi, quisieron consolidar su relación con la boda con la que tanto habían soñado.

Eso pensaron Rocío y Alejandro, cuando meses después de instalarse en su nuevo piso descubrieron que pronto pasarían a ser tres (con el permiso de su mascota, Algodón).

Eso pensaron Marta y Aurora, que llegaron juntas un 5 de noviembre a la misma empresa para soñar con un futuro lleno de oportunidades.

Eso pensó Laura, cuando su madre salió radiante de su operación de cadera.

Eso pensó María, cuando animada retomó la preparación de las oposiciones, mientras contaba los avances de la bolsa de interinos esperando una llamada.

Pero de pronto, cuando menos lo esperas, todo cambia.

Mariana perdió su trabajo, y no sabe si podrá recuperarlo, al encontrarse en periodo de prueba, mientras Abraham salta de reunión en reunión vía skype. Manuel y Aurora ven como no llegan a la fecha prevista, y suspiran por su luna de miel en Japón. Rocío y Alejandro miran a su alrededor con preocupación, a mes y medio de salir de cuentas. Marta y Aurora se animan de forma remota, a sabiendas de que las oportunidades menguarán considerablemente. Laura llama a su madre día si y día también, para asegurarse de que está bien, siendo ahora la cadera la menor de sus preocupaciones. María se pregunta si todos sus planes se han venido abajo, intentando mantener la calma.

Es la hora de reinventarse

Cuando nadie lo esperaba, el cisne negro llamó a nuestras puertas, y puso patas arriba nuestro presente, y nuestro futuro.

En los próximos meses se perderán miles de puestos de trabajo, la economía vivirá uno de los peores momentos de su historia reciente, se perderán ilusiones al mismo ritmo al que se destruya PIB. Llega la oscuridad.

Tocará reinventarse. Todos tendremos que dejar de lado nuestras ideas, nuestros planes, y crear nuevos caminos que recorrer sin saber qué nos encontraremos al andar, pero sin opción de volver atrás.

En los peores momentos, la humanidad ha conseguido sobreponerse. Cuando nadie veía, a Edison se le encendió la bombilla.

La crisis del COVID-19, la cuarentena y todo lo que nos acontezca va a agitar nuestras vidas como un terremoto, que removerá los cimientos de nuestro sistema social, productivo y personal.

Las empresas han hecho un cursillo acelerado de teletrabajo, los padres han aprendido en cuestión de días a ser tutores, los profesores han cambiado la pizarra por la nube, los ciudadanos hemos sustituído la calle por nuestros hogares.

Llegarán tiempos de oportunidades

Y si algo sacamos en claro de la crisis de 2008, es que los puntos de inflexión son también puntos de reflexión.

En la etapa más cruda, mientras la precariedad se instalaba en media Europa, el ingenio se disparaba, el humor se acentuaba y las ideas novedosas se multiplicaban. La puntilla de unos negocios fue la cuna de otros, tiempos de oportunidades.

Surgieron nuevos modelos de negocio, se optimizaron los costes y el mundo, de repente, se digitalizó.

Ahora estamos viviendo una réplica, de otra magnitud, a nivel global y mucho más acelerada. Pero tan acelerada como será su llegada podría ser su salida. Tan fuerte como nos empujen hacia abajo, podríamos volver impulsados hacia arriba.

Y si lo que vivimos hace ya una década nos cambió como sociedad, lo que está a punto de llegar nos va a transformar. Es una oportunidad.

La oportunidad para lograr de verdad la conciliación familiar, la oportunidad para valorar y ser valorados como trabajadores/empresarios, la ocasión para lanzarse a una piscina medio vacía y retomar las ideas que nunca nos atrevimos a llevar a cabo. Serán tiempos de aprender, y de emprender.

Y además, como sociedad, tendremos la oportunidad de reevaluar nuestra forma de vida, podremos reordenar nuestras prioridades, veremos a quien antes mirábamos con recelo con ojos comprensivos. Nos habremos puesto a prueba.

Y aunque la noche se cierna sobre nosotros, el pequeño Gael asoma a este mundo para iluminar el camino a Rocío y Alejandro, y para recordarnos que harán falta biberones, pañales, potitos, toallitas húmedas… y mucha paciencia.

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