Ayer se reunieron, por primera vez en esta legislatura, representantes de PSOE, PP y Ciudadanos, en un encuentro que, a pesar de no concurrir los «primeros espadas», tenía una importante carga simbólica.
Los resultados de las elecciones gallegas y vascas, que dejan a PP y Ciudadanos en una posición complicada, pero al mismo tiempo hacen más endeble al gobierno por el lado de Podemos, así como la propia evolución política, van dibujando un escenario donde el viejo esquema de bloques que cristalizó en la famosa «foto de Colón» puede irse superando.
¿Está el PSOE buscando un nuevo escenario? ¿Quiere Ciudadanos desempeñar un papel diferente al de la anterior legislatura? ¿Necesita el Partido Popular un marco nuevo que le separe y afiance frente a Vox, para recuperar la sangría de votantes hacia la derecha?
Los temas que se trataron ayer eran, sin duda, generales. Se centraron en un nuevo acuerdo que venga a actualizar el viejo Pacto Antitransfuguismo firmado en 1998 y modificado en 2000 y 2006. El asunto está muy de actualidad después de los últimos episodios vividos, por ejemplo, en Santa Cruz de Tenerife y Málaga.
Pero, más allá de la temática concreta del encuentro de ayer, la reunión entre los representantes parlamentarios de los tres partidos abre la puerta a más acuerdos, en asuntos de mayor calado como la Mesa para la Reconstrucción, o, pasado el verano, la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, probablemente los más importantes en décadas, porque de ellos dependerá la aportación europea y la mejor o peor salida de la crisis.
Es en ese horizonte, la geometría variable que diseña a menudo Pedro Sánchez le permite mirar hacia un lado y otro, sin romper lazos con nadie. Cuál sea la actitud de los tres partidos que ayer se reunieron, y cuál la de Unidas Podemos, será fundamental cuando se pase a los temas clave a partir de septiembre.
Sería lo deseable, pero Sánchez no está por la labor, ni da la talla tampoco para una tarea semejante. El hecho de que Arrimadas haya sido la que se ha acercado a la izquierda dando el primer paso, hace que Sánchez no quiera ser el «segundón» en el tema, y por eso no da el paso. Si lo hubiera propuesto él desde el primer momento, seguramente hoy habría gobierno de gran coalición.
En ese caso, Sánchez perdería votos de ultra izquierda hacia UP/abstención, y el PP perdería votos hacia VOX.